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Ser agricultor en tiempos de cambio climático en Burkina Faso La falta de agua amenaza a los productores de arroz del país africano que, incapaces de abastecer la demanda interna, ven cómo el cereal chino se está haciendo con el mercado Un agricultor extrae agua de la presa de Loumbilà, en el centro-oeste de Burkina Faso. El nivel de esta cuenca hídrica está muy bajo pues, aunque se llena en temporada de lluvias, abastece a un área muy grande. Esto eleva el coste de las bombas y las tuberías, que muchos de los agricultores no pueden afrontar, porque -al ser tan bajo el nivel- necesitan de motores más potentes y sistemas de tuberías más largos. Mirko Cecchi En las zonas donde, por alguna razón, no llegan las bombas, se recurre a pozos excavados a mano que pueden alcanzar una profundidad de 20 metros para obtener agua. Mirko Cecchi Dos agricultores descansan sobre un tanque que contiene agua después de un día de trabajo. En Loumbilà, los que practican la agroecología se reúnen en una asociación y tienen un campo donde prueban nuevas técnicas para optimizar el uso del agua, que siempre falta en estas zonas. Mirko Cecchi Las mujeres de la provincia de Koudougou preparan el terreno para la temporada de lluvias. En este área, cultivarán arroz. La producción local de este cereal no satisface las necesidades del país, que lo importa de China y otros países asiáticos. Al ser más barato, el arroz extranjero está copando todo el mercado. Mirko Cecchi En las afueras de la capital, Ouagadougou, se encuentra el centro experimental La Saisonnière, que permite a las mujeres desfavorecidas cultivar un terreno con técnicas agroecológicas. La idea es promover también una agricultura urbana gracias a pequeños huertos familiares, donde optimizar el uso del agua y el espacio. Mirko Cecchi Las mujeres de Koudougou secan el arroz cocido con la técnica 'paiboiled', lo que permite mantener intactas las características nutricionales del cereal. Mirko Cecchi En la imagen, Tapasola Rasmata, de 47 años. Las técnicas de agroecología han mejorado los rendimientos de los cultivos. Gracias a ello, las mujeres pueden dar una parte de lo que sobra como garantía para obtener microcréditos. En este caso, Rasmata ha solicitado un préstamo para abrir una sastrería. Mirko Cecchi Karim y Rasmanè controlan la tierra en la que han sembrado. Karim tiene gallinas, pollos y cabras con las que fertiliza la tierra. Mirko Cecchi A la derecha, inflorescencia masculina de maíz en la tierra de la Unión de Agricultores Loumbilà. A la izquierda, reparación de una tubería en la misma tierra. Mirko Cecchi Dos trabajadores en un almacén construido gracias a la ayuda de la ONG italiana Mani Tese. Los productores disponen de una herramienta de microfinanzas llamada 'warratage' que permite a los miembros de organizaciones campesinas obtener un préstamo comprometiendo sus cultivos como garantía, cuyo precio tiende a aumentar. La cosecha se coloca en un almacén como el de la imagen con dos candados, uno es de la organización campesina y otro está en posesión del banco que otorga el préstamo. A cambio, el agricultor tiene derecho a un préstamo de aproximadamente el 75 u 80% del valor de la cosecha que ha almacenado. Mirko Cecchi Traore Zoenabo tiene 38 años y cuatro hijos, el más joven de algunos meses se llama Oumol Rihaïnatou. Ella es la tesorera del almacén de conservación de cebollas en Loumbilà, construido a través de un proyecto de cooperación entre la ONG italiana Mani Tese, la Unión Europea y la asociación de agricultores locales. Junto con su marido, gracias a la cosecha de los cultivos de raíces, se compraron una parcela grande que incrementa la producción familiar. Con la ganancia adquirió un carrito para el burro: “Ahora ya no tardo una hora para ir al campo” asegura Traore, que también se hizo con una placa solar. “Antes, cuando volvía del trabajo, tenía que encender la linterna y las velas, ahora puedo cargar mi teléfono celular y me siento una mujer moderna", cuenta. Mirko Cecchi Con las técnicas de agroecología también se pueden diversificar los cultivos. La moringa es una de las plantas que está siendo revaluada. Ram Marie Oudraogo, de 52 años, selecciona las semillas de moringa para procesarla. De esta planta se pueden comer las frutas, hojas y flores; es rica en antioxidantes y tiene propiedades antiinflamatorias. Por eso hay mucha demanda en el mercado occidental. Mirko Cecchi En la cuenca de la presa de Loumbilà, un grupo trata de vender lo que pesca en las aguas del lago. Debido al cambio climático, la sequía es un problema cada vez más presente. Mirko Cecchi