Con pausa y algunas prisas
El centro de Madrid reúne estos días la mayor concentración de obras públicas, en superficie y bajo tierra, de los últimos años. A lo lejos asoman las elecciones
La pausa veraniega de agosto ha aligerado el trasiego habitual del centro de Madrid, pero también ha hecho más visibles las heridas abiertas, en la superficie y bajo tierra, por el amplio catálogo de obras públicas en curso en toda la ciudad. Como suele ocurrir en los últimos tramos de los mandatos municipales y autonómicos (en nueve meses hay elecciones), las promesas electorales aprietan el paso para acomodarse a la realidad. Y el ciudadano lo acaba notando.
Es prácticamente imposible recorrer estos días la almendra central de la capital sin toparse con vallas, desvíos o polvo de cemento en suspensión. Hay que remontarse a los años previos a la gran crisis para encontrar estampas similares de "cerrado por obras" en una ciudad, con su Comunidad, estratégica para el ejercicio del poder en España.
Precisamente esta semana, al desbarajuste de las aceras de la Gran Vía, en obras de peatonalización desde abril, se ha sumado el cierre de la estación de metro del mismo nombre y la interrupción hasta el próximo día 29 de la conexión entre las paradas de Sol y Tribunal que Sabina unió para siempre en un estribillo. Desde el cielo, como muestra la foto, los trabajos en marcha alrededor de la estación de una de las principales arterias madrileñas tienen su complejidad, aunque haya quien prefiera fijar su vista en el horizonte de una terraza contigua.
A pocos metros de la Puerta del Sol, en otra de las intersecciones populares de Madrid, la reforma del complejo de Canalejas (en este caso con financiación privada) mantiene patas arriba el tránsito por las calles y por las vías subterráneas del entorno. Aquí, hasta el 2 de septiembre no estará operativa la línea que une el kilómetro cero con el Retiro.
En las aceras de otras calles del centro, como la de Atocha y Carretas, también se dan estos días los últimos retoques a unas obras de ampliación que pretenden cambiar el aspecto y la filosofía del corazón urbano de Madrid.
A estas alturas ha quedado claro que la habitual tranquilidad de quienes se quedan a trabajar en agosto tendrá que esperar al año que viene, con las cintas de inauguración recién estrenadas.
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