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Columna
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La falacia republicana

Una república no es necesariamente más democrática que una monarquía

Francesc de Carreras
Puigdemont y Torra insisten mucho en su aspiración a una república.
Puigdemont y Torra insisten mucho en su aspiración a una república.Susanna Sáez (EFE)

El nacionalismo catalán, en su fase actual, la que lideran Puigdemont y Torra, insiste mucho en su aspiración a una República. Naturalmente, si pretenden un Estado independiente no puede ser más que republicano ya que no existe una dinastía catalana. Pero esa aspiración, que consideran indiscutiblemente más democrática, pretende atraer a ciudadanos catalanes que no se sienten monárquicos sino republicanos, olvidando que esa disyuntiva es hoy una falacia porque una república no es necesariamente más democrática que una monarquía: hay monarquías y repúblicas no democráticas, así como también monarquías y repúblicas democráticas. Veamos.

Las actuales monarquías europeas, entre ellas la española, no son como las existentes antes de la segunda guerra mundial y, sobre todo, antes de la primera: hoy son monarquías parlamentarias, entonces eran monarquías constitucionales. La distinción es sustancial. En las constitucionales el rey tenía poderes legislativos, ejecutivos, judiciales e incluso constituyentes. En las parlamentarias, no tiene poderes.

En España fue así (con el paréntesis de la I República) en todos los períodos constitucionales hasta el advenimiento de la II República en 1931. Todos los reyes de esta época, si bien sometidos a las respectivas constituciones liberales, tuvieron en mayor o menor cuantía poderes políticos. Entonces, la divisoria entre quienes eran demócratas y quienes no lo eran pasaba por ser republicano o monárquico. Los monárquicos, fueran conservadores o liberales, no aceptaban que el Rey no tuviera poderes políticos. Entonces ser republicano era ser demócrata y ser monárquico era, en alguna medida, ser autócrata.

En las monarquías parlamentarias, las únicas que han durado en Europa hasta hoy, el rey no tiene poderes. La voluntad del rey no vincula nunca a los ciudadanos ni a los otros poderes. Una definición sucinta, pero exacta, de la figura del Rey es que es el titular de un órgano del Estado denominado Corona y, si bien ejerce la función de jefe del Estado, el responsable de sus actos políticos es el presidente del Gobierno o, en un supuesto muy concreto, la investidura, el presidente de las Cortes.

Por tanto, se puede preferir una República —como la francesa, italiana, alemana o la de EE UU— a una Monarquía —como la sueca, la danesa, la británica o la española—, pero no porque las repúblicas sean más democráticas que las monarquías sino por otras razones. Que se expongan estas razones pero que no se utilice el argumento de que las monarquías parlamentarias son menos democráticas que las repúblicas parlamentarias. En cuanto a su grado de democracia, son iguales, y decir otra cosa es una simple falacia.

Francesc de Carreras es catedrático de Derecho Constitucional y cofundador de Ciudadanos.

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