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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Patinazo en Ryanair

Dejar sin vuelos a 70.000 pasajeros debe tener un coste monetario y legal para la compañía

Protesta de empleados de Ryanair en Frankfurt
Protesta de empleados de Ryanair en FrankfurtEFE

La huelga de pilotos de Ryanair en cinco países europeos (Irlanda, Bélgica, Suecia, Alemania y Holanda) va a provocar la suspensión de una quinta parte de los vuelos de la compañía y a perjudicar a unos 70.000 pasajeros en toda Europa. Más de 10.000 tenían previsto viajar desde España. Las protestas de los pilotos no son casuales; alimentan la sospecha, ya casi evidencia, de que la cuenta de resultados de la aerolínea, práctica inventora de los vuelos low cost, se sostiene gracias a los servicios al cliente de mala calidad, algo bien sabido, y a unas condiciones laborales de igual o peor nivel que el de los servicios.

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Y no se trata solo de los salarios; también de marcos de contratación perjudiciales de entrada para los contratados. Que el personal de Ryanair tenga su sede contractual en Irlanda no es aceptable en una organización cuyos trabajadores proceden y operan en muchos países. Una de las razones de la huelga es acabar con este trágala que convierte a los trabajadores en súbditos laborales. Lo propio es que cada trabajador tenga contratos de su país de procedencia u operación y pague de acuerdo con las normas sociales y fiscales del mismo.

La huelga ha aflorado una vez más las dudas sobre el modelo low cost. Sin salarios bajos y contratos precarios, el bajo coste no es sostenible a largo plazo. El hecho de que la aerolínea rechace pagar las indemnizaciones a los damnificados, con el argumento de que los paros de los pilotos no son responsabilidad de la empresa, confirma que el low cost de Ryanair se fundamenta en la precariedad. El argumento para evitar la indemnización es asombroso. Viene a sugerir que una compañía no tiene que cuidar de la estabilidad social interna.

Ryanair tiene que ser obligada a cumplir con sus obligaciones de servicio, a sufrir expedientes de investigación o sanción y a pagar las indemnizaciones legales. El litigio es un mal camino corporativo. La aerolínea debería ser consciente de su desprestigio ante el cliente.

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