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MIRADOR
Columna
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El perfume

El expediente abierto a una presentadora de la televisión gallega evidencia de nuevo la falta de pluralidad de la Xunta respecto a la CRTVG

Manuel Jabois

El 9 de junio el sindicato Comisiones Obreras premió a Telemadrid como referente de “pluralidad y servicio público”. Telemadrid es una cadena de un gobierno en minoría del PP dirigida por José Pablo López, nombrado por Cristina Cifuentes. “Cifuentes sólo me ha pedido que la cadena sea sostenible, nada más”, dijo al diario Abc cuando fue nombrado. No sabía entonces que sus periodistas tendrían que cubrir, también con especiales, la caída de Cifuentes, pero sí sabía que podrían hacerlo con la máxima solvencia. Como efectivamente se hizo. ¿Por qué? Porque el propio Gobierno de la Comunidad articuló un mandato que blindaba a Telemadrid de las presiones políticas; de esta forma Cifuentes protegió a los periodistas de las llamadas que luego haría, también, ella misma. El cambio fue tan positivo que Esperanza Aguirre, invitada a uno de sus programas, acusó a la cadena de “manipular”.

Hay que poder, pero también querer. Seis días después, los dos presentadores estrella de los informativos de la TVG, la cadena autonómica gallega, Tati Moyano y Alfonso Hermida, anunciaron su dimisión como encargados de conducir el telediario nocturno. Discrepancias con la “línea informativa” de la CRTVG, que es una de las armas más sofisticadas de una maquinaria envidiable: la política de comunicación implantada por la Xunta de Núñez Feijóo. Que afecta de lleno a los medios públicos, donde al menos los profesionales pueden permitirse la decencia de protestar (Venres Negros) o dimitir de sus puestos, y a los privados, pendientes de subvenciones, llamadas, enfoques o intereses meramente pervertidos como el de aquella conocida figura del pressing mediático del Gobierno del PP que me llamó, tras un debate del estado de la nación, para preguntarme qué me había parecido y si no había estado excelso su partido, a lo que contesté que sí y me fui directamente al folio a poner que no, cuando la verdad es que no estaba muy seguro. O sea que no quiero decir que esas llamadas no ayuden.

A Moyano, la presentadora que anunció su dimisión, le ha abierto la CRTVG un expediente informativo porque en una gala benéfica que ella condujo, y por la que no cobró, recordó ante el presidente de la Xunta la necesidad de una información pública, plural y de calidad. Se procedió entonces a un conocido mecanismo: dictar sentencia y buscar, acto seguido, la causa que la sostenga. Primero no podía presentar esa gala por incompatibilidad, luego no podía haberse maquillado en la CRTVG, lugar donde ha habido gente que se ha llegado a maquillar para ir de copas. Todas las señales de una persecución coherente con lo que significa la Xunta para los medios: una sombra constante y obsesiva sobre la información que suele mantenerse bajo radar para que en el resto de España se siga pensando que el presidente gallego, el mismo de cintura amplia y felices críticas internas, es la centroderecha perfumada. Pero si hueles lo que él te diga.

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Sobre la firma

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario de Pontevedra. Ha trabajado en El Mundo y Onda Cero. Colabora a diario en la Cadena Ser. Su última novela es 'Mirafiori' (2023). En EL PAÍS firma reportajes, crónicas, entrevistas y columnas.

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