Un calendario invadido de días mundiales
Naciones Unidas avala cada conmemoración con una resolución que la argumenta
![Varios niños indios disfrazados de tigre participan en la campaña 'Salvar a nuestro tigre', el Día Mundial del Tigre, el 29 de julio.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/FC4TFEVU2MBHN6NG47ITRHPIA4.jpg?auth=0ced4ff8203d73b48504857817e2ee087c54305cb5bd1a781f8adbc78464715c&width=414)
Hay celebraciones que se han convertido en un ritual planetario. Pero ¿quién decide que la humanidad solemnice al unísono el día de... o el año de... o la década de...? Naciones Unidas tiene su propio calendario y avala cada conmemoración con una resolución que la argumenta. Así, ha decidido que 2019 sea el Año Internacional de la Moderación, con el que se propone impulsar iniciativas destinadas a fomentar la inclusión, el respeto de la diversidad, la comprensión, la tolerancia y la cooperación entre los pueblos de distintas culturas, religiones y creencias. La moderación es vista como un método para contrarrestar el extremismo en las sociedades y promover el diálogo, fomentar la paz, la seguridad y el desarrollo. 2019 será intenso porque también se celebrará el Año Internacional de las Lenguas Indígenas y el de la Tabla Periódica de los Elementos Químicos.
La ONU ha señalado días mundiales o internacionales para conmemorar la memoria de las víctimas del Holocausto, la eliminación de la discriminación racial, la reflexión sobre el genocidio en Ruanda o el derecho a la verdad en relación con violaciones graves de los derechos humanos y de la dignidad de las víctimas. Ha establecido jornadas dedicadas al cáncer, la tuberculosis, la diabetes, el sida, la hepatitis o el síndrome de Down, hay días contra la trata y contra la rabia y otros en favor de la libertad de prensa, de la justicia social o de la propiedad intelectual.
El atún, los asteroides, las aves migratorias o las montañas tienen también su propia festividad, de la misma manera que el niño, las viudas o las mujeres rurales celebran la suya. El idioma español, el árabe, el chino, el francés, el inglés y el ruso gozan de su aniversario y ha fijado un día mundial de la poesía y un día internacional de la felicidad.
Todas las conmemoraciones avaladas por la ONU tienen una motivación. Hay, sin embargo, otros días pintorescos que obedecen a criterios comerciales o son sencillamente absurdos, como el Blue Monday (el más triste y deprimente del año) o el del Orgullo Zombie.
Ayer fue el Día Mundial de la Alegría. Y aunque podría ser por el nombramiento de la periodista Begoña Alegría como directora de los informativos de TVE, la iniciativa es obra del gestor cultural colombiano Alfonso Becerra y se conmemora, según sus promotores, en al menos 14 países. Su propósito, dicen, es abrir una reflexión sobre la satisfacción actual y la felicidad futura, sentimientos que es difícil cuantificar, salvo que el medidor se instale estos días en Torrespaña.
Para contrarrestar el día de la alegría, lo mejor es refugiarse en Schopenhauer y poner la vista en sentimientos amargos —la inquietud, la avidez, el padecimiento— para darse un baño de pesimismo y comprobar, como apuntaba el filósofo alemán, que el sufrimiento viene a ser la esencia del mundo.
Y para compensar a Schopenhauer,el calendario avisa de que mañana se celebra el Día Internacional de la Cerveza, tradición que data de 2007 y tiene su origen en un pequeño bar de California. Según sus impulsores, es secundado en 207 ciudades de 50 países y tiene una legión de seguidores.