Un calendario invadido de días mundiales
Naciones Unidas avala cada conmemoración con una resolución que la argumenta
Hay celebraciones que se han convertido en un ritual planetario. Pero ¿quién decide que la humanidad solemnice al unísono el día de... o el año de... o la década de...? Naciones Unidas tiene su propio calendario y avala cada conmemoración con una resolución que la argumenta. Así, ha decidido que 2019 sea el Año Internacional de la Moderación, con el que se propone impulsar iniciativas destinadas a fomentar la inclusión, el respeto de la diversidad, la comprensión, la tolerancia y la cooperación entre los pueblos de distintas culturas, religiones y creencias. La moderación es vista como un método para contrarrestar el extremismo en las sociedades y promover el diálogo, fomentar la paz, la seguridad y el desarrollo. 2019 será intenso porque también se celebrará el Año Internacional de las Lenguas Indígenas y el de la Tabla Periódica de los Elementos Químicos.
La ONU ha señalado días mundiales o internacionales para conmemorar la memoria de las víctimas del Holocausto, la eliminación de la discriminación racial, la reflexión sobre el genocidio en Ruanda o el derecho a la verdad en relación con violaciones graves de los derechos humanos y de la dignidad de las víctimas. Ha establecido jornadas dedicadas al cáncer, la tuberculosis, la diabetes, el sida, la hepatitis o el síndrome de Down, hay días contra la trata y contra la rabia y otros en favor de la libertad de prensa, de la justicia social o de la propiedad intelectual.
El atún, los asteroides, las aves migratorias o las montañas tienen también su propia festividad, de la misma manera que el niño, las viudas o las mujeres rurales celebran la suya. El idioma español, el árabe, el chino, el francés, el inglés y el ruso gozan de su aniversario y ha fijado un día mundial de la poesía y un día internacional de la felicidad.
Todas las conmemoraciones avaladas por la ONU tienen una motivación. Hay, sin embargo, otros días pintorescos que obedecen a criterios comerciales o son sencillamente absurdos, como el Blue Monday (el más triste y deprimente del año) o el del Orgullo Zombie.
Ayer fue el Día Mundial de la Alegría. Y aunque podría ser por el nombramiento de la periodista Begoña Alegría como directora de los informativos de TVE, la iniciativa es obra del gestor cultural colombiano Alfonso Becerra y se conmemora, según sus promotores, en al menos 14 países. Su propósito, dicen, es abrir una reflexión sobre la satisfacción actual y la felicidad futura, sentimientos que es difícil cuantificar, salvo que el medidor se instale estos días en Torrespaña.
Para contrarrestar el día de la alegría, lo mejor es refugiarse en Schopenhauer y poner la vista en sentimientos amargos —la inquietud, la avidez, el padecimiento— para darse un baño de pesimismo y comprobar, como apuntaba el filósofo alemán, que el sufrimiento viene a ser la esencia del mundo.
Y para compensar a Schopenhauer,el calendario avisa de que mañana se celebra el Día Internacional de la Cerveza, tradición que data de 2007 y tiene su origen en un pequeño bar de California. Según sus impulsores, es secundado en 207 ciudades de 50 países y tiene una legión de seguidores.
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