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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un Israel solo para judíos

Una nueva ley niega por exclusión a los israelíes de origen palestino el derecho a la autodeterminación

Sesión de este jueves en el Parlamento de Israel.
Sesión de este jueves en el Parlamento de Israel. Olivier Fitoussi (AP)

Al codificar lo obvio —que Israel aspira a ser el “hogar nacional de los judíos”— el Gobierno más derechista en la historia del Estado hebreo y la ajustada mayoría que le sustenta en la Kneset parecen haberse olvidado deliberadamente del derecho universal de igualdad. La Ley del Estado nación aprobada durante una madrugada de ásperos debates en el Parlamento discrimina abiertamente a una quinta parte de la población: los árabes que desde la creación de Israel en 1948 cuentan con plena ciudadanía formal.

A estos israelíes de origen palestino se les niega por exclusión el derecho a la autodeterminación, que ahora queda consagrado en una norma de rango constitucional únicamente en favor del pueblo judío. ¿Qué necesidad tenía de invocar ese derecho un pueblo asentado desde hace siete décadas en un Estado que fue creado originalmente por una votación de la ONU? Se priva más bien, sensu contrario, a la minoría de toda aspiración a una identidad propia y se confirma su estatuto relegado de ciudadanos de segunda clase.

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No es de extrañar que los diputados árabes abandonaran la Cámara dando gritos contra la “ley del apartheid”, que impide que su lengua materna sea cooficial junto al hebreo. Mientras, los partidarios del primer ministro Benjamin Netanyahu y de sus aliados nacionalistas y ultraortodoxos celebraban una “norma fundacional” que consagra la hegemonía de la mayoría.

Los legisladores han enterrado el artículo que autorizaba la creación pura y dura de ciudades segregadas para judíos bajo una fórmula declarativa por la que el Estado se limitará a alentar como “un valor nacional” dichos asentamientos. Acuñado ya en una una norma fundamental, nadie podrá negar ahora que Israel es un Estado judío. Está por ver si el carácter democrático que defendieron sus padres fundadores, con David Ben Gurion a la cabeza, queda preservado tras esa nueva ley que proclama un Estado nación solo para judíos.

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