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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Muerte en Gaza

La seguridad de Israel no puede justificar el empleo de fuerza letal contra manifestantes y la muerte de 18 personas

Varios manifestantes llevan a un herido de bala durante la manifestación junto al límite de Gaza.
Varios manifestantes llevan a un herido de bala durante la manifestación junto al límite de Gaza.MAHMUD HAMS (AFP)

Desde que el pasado viernes varios miles de manifestantes marcharan ante el límite de la Franja de Gaza, han fallecido 18 palestinos por fuego del Ejército israelí. Se trata del mayor número de civiles palestinos muertos en Gaza por acción israelí desde 2014. Los manifestantes reivindicaban el derecho al retorno de los refugiados palestinos a los territorios —actualmente en Israel— de los que ellos, o sus ascendientes, fueron expulsados en la guerra de 1948.

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Ante la gravedad de los hechos, diversas voces, entre las que destacan el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, la responsable de Política Exterior de la UE, Federica Mogherini y diversas organizaciones humanitarias —incluyendo algunas israelíes como la reputada Paz Ahora—, han exigido una investigación independiente, pero esta iniciativa ha sido vetada por Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha justificado la acción de sus soldados en el derecho de Israel a salvaguardar la integridad de sus fronteras. Nadie pone en duda esta premisa pero lo que si resulta más que cuestionable es la utilización de fuerza letal contra civiles desarmados en vez de recurrir primero a tecnología no mortífera —de la que Israel dispone— para impedir el avance de una masa de manifestantes. La seguridad de Israel, reconocida internacionalmente, no puede justificar el uso desproporcionado e injustificado de la fuerza.

Gaza tiene 1,5 millones de habitantes que sufren el bloqueo de Israel y Egipto en una situación insostenible. Hamás, el grupo islamista que controla la Franja y que instiga estas protestas, busca en la desproporcionada reacción israelí la manera de mantener y legitimar su dominio sobre la población y el territorio. Y Netanhayu, confiado en su poder militar y la protección de Washington, desprecia cada día más cualquier posibilidad de paz con los palestinos.

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