¿Acaso no son personas?
El problema de la emigración se puede encarar desde múltiples perspectivas: la seguridad fronteriza, el precario desarrollo de ciertas regiones, los desafíos que afronta el Estado del bienestar, los derechos humanos más básicos, etcétera. Pero si analizamos todos estos aspectos al final podemos reducir todo el problema a una sola pregunta: ¿son personas? Los emigrantes que intentan introducirse de manera ilegal en los países más desarrollados ¿son personas? No es una pregunta trampa ni retórica. Es la pregunta que tenemos que hacernos todos antes de argumentar cualquier postura. Porque si son personas todo eso de las concertinas, las devoluciones en caliente o los centros de refugiados son crímenes contra la humanidad. Son personas como nosotros y, como nosotros, buscan siempre lo mejor para sus vidas y las de sus hijos. ¿Con qué derecho les dificultamos este objetivo? ¿Y desde qué moral?— Alice Nasrawi Sarabia. Pozuelo de Alarcón (Madrid).
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