_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Al buen callar le llaman Sánchez

Está por ver si el presidente hace sus promesas para llegar a cumplirlas o para llegar a unas elecciones anticipadas

Teodoro León Gross
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la sesión de control en el Congreso de los Diputados.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la sesión de control en el Congreso de los Diputados.SUSANA VERA (REUTERS)

Al viejo adagio español de “al buen callar le llaman Sancho”, que no remite a El Quijote sino a Sancho II de Castilla ponderando la virtud de la discreción, bien se le podría hacer una actualización en el siglo XXI: “al buen callar le llaman Sánchez”. Desde su toma de posesión, éste ha sabido evitar las declaraciones y entrevistas hasta activar su Gabinete de campanillas con los primeros gestos epatantes. El presidente parece tener asumido, shakespeareando, que uno es dueño de sus silencios pero esclavo de sus palabras. Quien no tiene boca, no se equivoca. De ahí su silencio obstinado salvo en la entrevista palaciega marca de la casa TVE, tan alejada de los usos periodísticos en los grandes medios públicos europeos que los presentadores podían haber ido de negro para protestar en directo por su propia entrevista. Y poco más: fotografías de runner con perro y el altavoz de Twitter, estilo Casa Blanca.

Más información
Sin titulo
Sánchez: “Este Gobierno va a gobernar con el Parlamento, no contra él”
Editorial | Los límites del cambio

Claro que con la sesión de control de esta semana se acabó la tregua de silencio. Y aunque Iglesias usó con él maneras de guante blanco, como si no viniera de la frontera áspera de Vallecas sino de sestear en su confortable casoplón con vistas al Guadarrama; y el estilo faltón de Hernando, sobre el precio que se pagará a “populistas/indepes/amigos de la vieja ETA”, al final es inocuo de puro excesivo; ha sido romper a hablar y a Sánchez ya le han sacado los colores. Lo que en la oposición es gratis, en el BOE no. Las palabras ya le pasan factura. En concreto las pensiones, peajes, permisos de paternidad, copago farmacéutico y hasta lo del plátano canario… apuntan a la cota de dos mil millones. El precio de no poder callar es alto. En Europa, a pesar Nadia Calviño, estarán afilando los excels. ¿Sánchez dice la verdad allí con su promesa de rigor o aquí con sus promesas de gasto?

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Hay, sin embargo, una promesa a la que se ha resistido: la reforma de la financiación autonómica. Resulta extraño que, dispuesto a hacer gestos para contentar a todos, haya cortado en seco ahí, frustrando las expectativas razonables de Valencia y Andalucía. Su coartada es la falta de tiempo, pero en TVE anunció que agotaría la legislatura. Así que Sánchez no ha dicho la verdad o sobre la fecha de 2020 o sobre la financiación. ¿Pero por qué no molestarse siquiera en decir “no es fácil pero lo voy a intentar”? Frases así las decía incluso Rajoy para ir tirando. ¿Por qué ni siquiera eso, exponiéndose a la ironía de Baldoví por hacerles un Montoro? Es inverosímil que sea un error, así que ha de haber un motivo. Y todas las hipótesis apuntan a Cataluña: Sánchez va a anteponer la bilateralidad. Incluso hay mosqueo con la reunión secreta Sánchez-Iglesias y después Iglesias-Torra… Un efecto colateral del silencio es fomentar las especulaciones.

En fin, está por ver si hace sus promesas para llegar a cumplirlas o para llegar a elecciones anticipadas. Hoy las apuestas no están en 2020, sino en primavera de 2019. Se trataría de llevar Cataluña encarrilada; y las demás comunidades quedarán, como con Rajoy, en lista de espera.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Teodoro León Gross
Málaga, 1966. Columnista en El País desde 2017, también Joly, antes El Mundo y Vocento; comentarista en Cadena SER; director de Mesa de Análisis en Canal Sur. Profesor Titular de Comunicación (UMA), licenciado en Filología, doctor en Periodismo. Libros como El artículo de opinión o El periodismo débil... Investigador en el sistema de medios.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_