El significado de la acogida española al buque ‘Aquarius’
La atención en Valencia a las 630 personas rescatas en el Mediterráneo ha dado varias lecciones a Europa y al mundo
El domingo 17 de junio llegaban a buen puerto, en Valencia, tras una difícil travesía, las tres embarcaciones que cumplían a cabalidad con el imperativo humanitario de salvar vidas. Encabezaba el convoy marítimo el buque de salvamento Aquarius, fletado por dos ONG, (S.O.S. Mediterráneo y Médicos Sin Fronteras), y había sido acompañado en la fase final de la travesía por dos barcos italianos que le brindaron apoyo, una vez que se había producido el gesto decidido del Gobierno de España de abrir sus puertas por razones de humanidad, en el marco de la legalidad y la dignidad, tras la negativa xenófoba y antihumanitaria de los Gobiernos de Italia y Malta de acogerlo en sus puertos
En pocos días, el Aquarius se había transformado de un esfuerzo humanitario que se encontraba a la deriva en un naufragio virtual de su cometido, a un barco de la esperanza gracias a la acción de salvamento de las ONG combinada con la acogida solidaria y humanitaria de España.
Se montó un dispositivo ejemplar de recepción consistente en una revisión médica y triaje como primer paso, la referencia de quien lo necesitase al sistema sanitario público, la posterior filiación por parte de la policía científica y luego la remisión a centros de acogida en el marco de un permiso especial de estancia de 45 días dentro del cual podrán solicitar asilo quienes lo deseen y cumplan con los requisitos que estipula la ley. Lejos, por fortuna, del horror de los guetos eternizados que se han creado en los centros de llegada y acogida y en los campos de refugiados en otros países de la Unión Europea. Allí se han producido flujos intensificados de refugiados, solicitantes de asilo y otros migrantes en los que la gente ha quedado varada por meses e incluso por años.
Un operativo de casi dos mil personas les recibía cálidamente el domingo 17 en Valencia en una acción conjunta del Gobierno de España, el Gobierno autonómico y el local, la Cruz Roja española, las fuerzas del orden, múltiples ONG de ayuda a los refugiados y organizaciones de la sociedad civil. Por fin podía expresarse el clamor popular de voluntad de acogida a personas desvalidas. Atrás habían quedado los largos meses de inacción por parte del anterior Gobierno. A ello se ha sumado la oferta del Ejecutivo de Francia de otorgar asilo a parte del colectivo.
Hay que arribar a un Pacto de Estado en materia de migración, refugiados y solicitud de asilo que sirva de ejemplo al resto de Europa
Ante la debacle europea en materia de políticas migratoria, de asilo y de acción humanitaria dentro de su territorio, tenía que producirse un alto en esa espiral descendente de valores. Tenía que existir una acción ejemplarizante. Era importante la fuerza moral de una decisión cargada de razón. Tenía que llegar un momento emblemático de solidaridad y dignidad humana en Europa y enorgullece saber que ha sido España el país que ha tomado la iniciativa. La ONU, a través del subsecretario general para Asuntos Humanitarios,así lo ha expresado.
Especialmente significativo ha resultado todo ello tras la tibieza, la ralentización de acciones y la acción descafeinada en el ámbito de reubicación y reasentamiento de refugiados, de otorgamiento de asilo y de política migratoria española y europea que había caracterizado al anterior Gobierno.
Los detractores de esta acción que quieren ver en ella el peligro de un “efecto llamada” que invite a una intensificación de flujos migratorios no se percatan de que solo alientan sentimientos xenófobos, de que al invocar ese pretexto niegan el comportamiento ético que debe acompañar a un imperativo humanitario, especialmente cuando hay vidas que pueden ser salvadas, cuando se desentienden muchos Estados. Esas voces no comprenden que el fenómeno es estructural, que viene sucediendo desde mucho antes, aunque no se hablase de ello, y que proseguirá mientras no cambien algunas constantes demográficas, económicas y sociales del resto del orbe que sufre guerras, persecuciones, hambrunas, torturas, vejaciones y explotaciones.
El rescate de 630 personas a la deriva en ese Mar Mediterráneo, ese espacio paradisiaco cantado por Serrat que lamentablemente se ha convertido en un gran cementerio humano a consecuencia del genocidio pasivo y silencioso, había sido iniciado por el Aquarius hacía varios días frente a las costas de Libia. Pero sin una Ítaca a donde llegar, sin un lugar en Europa donde desembarcar, decenas de muertes evitables habrían acontecido.
Ha sido la sociedad civil y las ONG las que han intentado mitigar un genocidio tolerado
Para quienes seguimos el desarrollo de los acontecimientos de los últimos años, queda claro que esta acción de salvamento del Aquarius es una de las muchas que en los últimos tiempos han venido realizando de forma heroica algunas ONG mundiales y europeas ante la parálisis, el pasmo, la inacción y la ineficacia de las acciones de la Unión Europea y del sistema multilateral.
Los Gobiernos de los países de la Unión Europea, incluidos los ejércitos de aire mar y tierra, así como los organismos internacionales, se han desentendido del rescate de los millares de desplazados por la fuerza que tratan de cruzar el Mediterráneo para encontrar acogida y salvar su pellejo.
Ha sido la sociedad civil organizada y las ONG las que ha llenado el vacío e intentado mitigar un genocidio tolerado que resulta de una serie de problemas estructurales que requiere soluciones de fondo a los que no se esta dando una adecuada respuesta. Pero antes había acogida en los puertos de otros países mediterráneos de la Unión Europea, especialmente en Italia, y eso dejó de ocurrir tras el advenimiento de un Gobierno palmariamente anti migratorio hace unos días. De ahí la importancia y la oportunidad de la decisión de España
No estamos lidiando con una catástrofe natural que se presenta de improviso y una sola vez y ante la que hay que organizar acciones de socorro urgente. Estamos contendiendo con un problema que puede ser atajado si existe la suficiente voluntad política de hacerlo, especialmente por parte de la Unión Europea.
En este sentido, la saga del Aquarius y la acogida humanitaria de España ofrece una serie de lecciones y pone de manifiesto numerosas asignaturas pendientes en el ámbito mundial, europeo y español que es importante analizar y que deben guiar las acciones futuras en materia de política exterior, política migratoria, política de asilo y sistemas de acogida. Algunas de ellas pueden resumirse como sigue:
1) En el ámbito mundial:
- Propiciar un mayor involucramiento de la ONU, especialmente de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados y de la Oficina de las Naciones Unidas para el Control de Drogas, para poner en marcha acciones mas agresivas que combatan el tráfico de personas. Este es un tema que debe llevarse al Consejo de Seguridad para frenar a estas mafias e imponer sanciones a los Gobiernos conniventes con ellas. Lo que sucede en Libia es intolerable y puede ser controlado. España debe poner presión en los foros multilaterales de la ONU para no bajar la guardia y para intensificar las acciones de lucha contra el trafico de personas, incluida la activación de fuerzas especiales de la ONU semejantes a los cascos azules, que puedan ocuparse de estas acciones.
- Empoderar a Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y a la Organización de la ONU para las Migraciones (OIM) para que brinden asistencia a los desplazados por la fuerza no únicamente en los puntos de llegada sino también en los puntos de origen y de transito en los que son particularmente vulnerables
2) En el ámbito europeo:
Estamos contendiendo con un problema que puede ser atajado si existe la suficiente voluntad política de hacerlo
- ·Defender una reforma integral del sistema de asilo que permita que el asilo legalmente establecido se pueda solicitar en puntos de origen y transito ante las representaciones diplomáticas de la Unión Europea y de sus Estados Miembros sin que los solicitantes tengan que ingresar a territorio europeo para hacerlo. Eso reduciría considerablemente las travesías mortales para cruzar el Mediterráneo y permitiría gestionar mejor los flujos migratorios.
- Impulsar una política migratoria sensata, moderna, equilibrada, que no deje toda la presión de contención sobre los países del Mediterráneo europeo (Grecia, Italia y España) y que permita ordenar y gestionar los flujos migratorios que necesita de manera vital una sociedad envejecida como la europea.
- Efectuar presión para que la Comisión Europea y los Estados Miembros superen el paradigma y el modelo de los guetos y centros de acogida y recepción, que dejan varados a los migrantes mientras se eternizan las decisiones y los procesos de otorgamiento de asilo o de reubicación y reasentamiento.
- Revertir el acuerdo UE Turquía violatorio de los derechos humanos y del derecho internacional en materia de refugiados y hacer que cesen las devoluciones en caliente.
3) En el ámbito español:
- Simplificar y agilizar el sistema y los procedimientos de solicitud y otorgamiento de asilo
- Replantearse el sistema de acogida que está ya saturado reforzando la capacidad operativa para recibir más personas con el concurso de las ONG que trabajan en este terreno.
- Plantearse la reconversión de los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) para que no sean territorios de excepción cuasi carcelarios para quienes solo han cometido faltas administrativas y convirtiéndolos en parte del sistema de acogida enlazado con las reformas del sistema de asilo.
- Hay que restablecer el derecho a la prestación sanitaria de los inmigrantes irregulares en el marco de una sanidad pública de cobertura universal.
Como puede verse, la agenda no es sencilla y requiere atar cabos en los niveles mundial, europeo y español, pero con claridad de miras y determinación es algo posible. La acogida del Aquarius ha sido un primer paso, muy importante, realmente encomiable.
Toca ahora al Gobierno de España, a las Gobiernos autonómicos y municipales, a la sociedad civil, a los partidos políticos y a todos los actores sociales involucrados debatir estos temas para arribar a un Pacto de Estado en materia de migración, refugiados y solicitud de asilo que sirva de ejemplo al resto de Europa y muestre que es posible asumir una actitud responsable, digna, ética, solidaria y humanitaria ante esta gran constelación de problemas del Siglo XXI.
Daniel López Acuna es profesor asociado de la Escuela Andaluza de Salud Pública, exdirector de asistencia sanitaria en situaciones de crisis de la Organización Mundial de la Salud y coordinador del proyecto europeo SH-CAPAC para mejorar la respuesta sanitaria a los refugiados, solicitantes de asilo y otros migrantes.
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