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La prueba de bachillerato, símbolo de la meritocracia

El ‘bac’ refleja las tensiones políticas y sociales; la reforma de Macron se aplicará partir de 2021

Marc Bassets
Estudiantes en una escuela de París realizando un examen escrito del 'baccalauréat'.
Estudiantes en una escuela de París realizando un examen escrito del 'baccalauréat'. MARTIN BUREAU (AFP/Getty Images)

En pocos países podía ocurrir lo que ocurre cada año en Francia por estas fechas. Pasadas las nueve de la mañana de ayer, en cuanto se conocieron las preguntas del bac (el baccalauréat, la prueba de final de bachillerato y la primera de la Universidad), la información fue noticia de última hora en los informativos de radio y televisión. Los tertulianos aparcaron el comentario sobre la penúltima polémica política del día, y analizaron lo que decenas de miles de estudiantes estaban intentando responder en aquel momento. Más tarde, conectaron con los centros de examen, donde los primeros en salir se toparon con los periodistas que, micrófono en mano, se interesaron por el resultado.

“El bac es así”, podrían haber respondido los estudiantes, como los futbolistas al final del partido. Pero el bac es más que esto. Es un “símbolo republicano”, como dice el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, el rito de paso entre la escuela y la Universidad, casi una prueba iniciática para el joven que razona y argumenta.

El bac, pista de acceso a la meritocracia ideado por Napoleón, pero también espejo de las desigualdades sociales, ayuda a entender Francia. En tres décadas, la proporción de bachilleres en una clase de edad ha pasado del 30% al 90%. Más democrático, el diploma se ha devaluado. Una de las promesas electorales de Emmanuel Macron fue reformarlo, y ha cumplido: el nuevo bac entrará en vigor en 2021. No es ajeno a las tensiones políticas del momento. Este año, las pruebas se han visto ensombrecidas por un sistema innovador de acceso a la Universidad, que sus detractores critican como una selección encubierta, y por la huelga de ferroviarios.

Todo se olvida ante las preguntas de las disertaciones, una obligación para los estudiantes y una invitación a pensar para el resto. Algunas muestras del bac de francés de este año: “¿El personaje de novela debe vivir pasiones para cautivar al lector?”; “¿La poesía busca solo idealizar lo cotidiano?”. Y el de filosofía: “¿La cultura nos hace más humanos?”; “¿Toda verdad es definitiva?” Las respuestas están abiertas.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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