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El error de ocultar las relaciones sentimentales

La falta de honestidad de algunos políticos y fiscales holandeses los obliga a dejar sus cargos

Isabel Ferrer
Marc van Nimwegen y Marianne Bloos.
Marc van Nimwegen y Marianne Bloos.

Para Marjolein Meijer, expresidenta de Groen Links, el partido ecologista holandés, el lema coreado durante las pasadas elecciones municipales ha resultado el trago más amargo de su carrera política. Decía así: “El cambio empieza aquí”, y sus compañeros lo han aplicado sin reservas. Acaba de dimitir por haber mentido acerca de su relación sentimental con Rik Grashoff, un diputado de su mismo grupo. No habían ocultado sus sentimientos, pero dijeron que empezaron a salir juntos en abril de 2017, cuando se veían desde 2016. La falta de honestidad les ha valido el despido porque “han perdido la confianza de sus colegas”. Jesse Klaver, líder de Groen Links y estrella emergente de la izquierda nacional, ha asegurado que nadie tiene derecho a juzgarles por su amor, pero “no han puesto todas las cartas sobre la mesa”.

La sacudida política ha coincidido con otra similar, esta vez en la cúpula de la Fiscalía General del Estado. Marc van Nimwegen, fiscal jefe de Róterdam desde 2014, ha dejado su puesto con un permiso especial al haberse destapado su intimidad con una colega, Marianne Bloos. En 2011, él la nombró jefa de la Oficina de Delitos Financieros, Económicos y Medioambientales, y aunque ambos desvelaron su situación personal en 2016, las quejas sobre un presunto nepotismo eran anteriores. Bloos ha pedido también la baja, y sus superiores han abierto una investigación. La situación se ha precipitado tras ser señalados ambos por el rotativo NRC Handelsblad “por supuesta falta de integridad e irregularidades en un viaje a Tailandia, en 2012”. El fiscal en entredicho estuvo allí con su entonces novia secreta. Faltó, sin embargo, la fiscal encargada del crimen organizado y la trata de mujeres, tema del encuentro.

En 2016, la Fiscalía calificó de “poco deseables este tipo de contactos personales”, pero añadió que “no vulneran el código de conducta de la profesión”. Desde entonces, la norma se ha endurecido. En Groen Links han sido implacables. Consideran que el partido no puede funcionar si falla la sinceridad en su propio seno.

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