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Ellos no pueden escapar del infierno diario

Un experimento social de Unicef encierra a varias personas en una sala en la que se recrean las condiciones de una mina de Camerún. Solo hay un camino para salir

Patricia Peiró
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Un grupo de personas es invitada a probar un nuevo escape room en un centro de ocio de Vigo. Este tipo de juegos consisten en conseguir salir de una habitación mediante pistas y pruebas. Cuando entran se dan cuenta de que algo no va bien. En la sala hay más de 35 grados, un intensísimo olor a azufre, un persistente sonido de picos contra piedra y un capataz que les maltrata desde el principio. Por muy fieles que suelan ser las representaciones de estos juegos, esto no es normal.

Aquí se viene a trabajar. No quiero ni una sonrisa. ¡Esto es una mina de oro y quiero ORO, ORO Y ORO!

Comienza un encierro del que es imposible salir. Excavar en un túnel de un metro de altura, meter las manos en agua nauseabunda, —oro, más oro— cargar con sacos de arena, cribar la tierra, —oro más oro—, separar las piedras, llenar otro saco, —¡ORO, MÁS ORO!—. La pesadilla no para y la temperatura sigue subiendo, la atmósfera es muy pesada y todos están manchados de tierra y polvo. Todos piden pulsar el botón de emergencia para poder escapar.

Todo esto forma parte de un experimento social de Unicef, #TheUnescapeRoom, con el que denuncia la situación de explotación infantil en la que viven 73 millones de menores en todo el mundo. En el mundo hay 151,6 millones de niñas y niños de entre cinco y 17 años se ven obligados o forzados a trabajar. Casi la mitad realizan trabajos peligrosos, como la manipulación de productos químicos, respirando sustancias tóxicas, el transporte de cargas pesadas o llevar a cabo labores en las alturas, bajo el agua, en recintos confinados o por la noche. África subsahariana es la región con la más alta incidencia de niños trabajadores, seguida por Asia y América Latina.

"El reto era conseguir recrear las condiciones en las que trabajan estos niños y mostrar que ellos no pueden darle un botón de emergencia, que su única salida para sobrevivir es la explotación", explica Ianire Molero, responsable de campañas de sensibilización de Unicef España. "Los Gobiernos de todo el mundo se han comprometido a acabar con el trabajo infantil forzoso para el año 2025; es una de las metas contempladas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Si bien es verdad que desde el año 2000, el número de niños que trabajan en condiciones peligrosas se ha reducido en más de un 50%, lo cierto es que en los últimos años la caída es más lenta", añaden desde Unicef.

La pequeña Asatu despide a los mineros temporales con un mensaje: "Tú has podido escapar, pero imagina que esta fuese tu realidad todos los días, arriesgando tu vida con todo tipo de abusos. Y no solo en una mina, también en un vertedero, mendigando, en fábricas o en el campo, como sirvienta o siendo explotada sexualmente. Imagina todo esto siendo solo una niña".

El crédito de la imagen es UNICEF/UNI108319/Asselin

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Sobre la firma

Patricia Peiró
Redactora de la sección de Madrid, con el foco en los sucesos y los tribunales. Colabora en La Ventana de la Cadena Ser en una sección sobre crónica negra. Realizó el podcast ‘Igor el ruso: la huida de un asesino’ con Podium Podcast.

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