_
_
_
_
_
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Respuesta humanitaria

El gesto del Gobierno indica un cambio de actitud de España en relación a la crisis migratoria

Situación a bordo del barco Aquarius.
Situación a bordo del barco Aquarius. OSCAR CORRAL

Con la decisión de acoger en el puerto de Valencia el barco Aquarius,que transporta 629 refugiados e inmigrantes rescatados, el Gobierno español se alinea con quienes consideran que ante todo hay que dar una respuesta humanitaria a las emergencias y que existe una forma de gestionar la crisis de refugiados diferente del cierre de puertos y fronteras que defiende la extrema derecha. Pero sobre todo indica un cambio en la política que España ha seguido hasta ahora.

Editoriales anteriores

Cuando el barco atraque en Valencia encontrará una red preparada para recibir a los rescatados porque esta y otras muchas ciudades españolas tienen desde hace tiempo dispositivos de acogida que apenas se han utilizado. El Gobierno de Mariano Rajoy practicó una doble moral en este asunto: mientras proclamaba su disposición a colaborar en el reparto de refugiados, en la práctica ha acogido a una ínfima parte de la cifra acordada en el seno de la UE. De manera que España tiene todavía un amplio margen de maniobra solo para cumplir los compromisos contraídos.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Este gesto es especialmente importante en un momento en el que arrecia en Europa un discurso agresivo y de hostigamiento hacia los extranjeros en situación irregular. Cuando el ministro italiano de Interior, Matteo Salvini, proclama que “se acabó la buena vida de los inmigrantes”, no solo está fomentando una imagen distorsionada de la realidad, sino que alienta la persecución. Discursos como este facilitan que luego pueda haber exaltados que disparan contra los extranjeros, como ha ocurrido en Calabria. Por eso es urgente que Europa aborde una política de asilo y de gestión de la migración que no sea meramente reactiva, reparta las cargas entre todos los países y garantice el respeto de los derechos humanos. Este objetivo es ahora más fácil. En 2015 llegaron más de un millón de refugiados. Ahora son menos de 200.000 los que llegan al año. La cifra sigue siendo importante, pero resulta mucho más manejable.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_