Alegoría
Al final del edificio muro no había una cuchilla afilada sino la suave mano de un niño asustado, en peligro de muerte. Esta diferencia reafirmó su heroicidad y ha conseguido la nacionalidad francesa. Bien. Porque este joven de 22 años ya era un héroe antes, como tantos miles y miles, pero no era reconocido. Cualquier madre con su bebé en una patera es una heroína. Cualquier niño que cruza África andando para subirse asustado a una patera y estar en peligro de muerte es un héroe. Todas las niñas esclavizadas que consiguen liberarse de sus tratantes y acudir a la escuela son heroínas. Pero aquí seguimos ciegos y mudos con los brazos cerrados para todas esas personas de una valentía y un esfuerzo cotidiano excepcional; sometidos, perseguidos y vulnerables entre dos fuegos sin corazón. Así no se trata a los héroes.— Francisco de Asís Poveda Monge. Alcàsser (Valencia).
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