En fin... muy triste
El círculo de poetas áureo-renacentistas creado en torno a Gutierre de Cetina (el autor del celebérrimo madrigal que principia Ojos claros, serenos) empleaba en su correspondencia personal (para no darse a conocer comprometiendo así los cargos diplomáticos que la mayoría ostentaban) apodos como Vandalio (el propio Cetina), Sessenio (el duque de Sessa), Damón (Baltasar del Alcázar, el de la Cena Jocosa), Artemidoro, Lavinio… Más tarde, durante la Restauración, los francmasones que se reunían a conspirar contra la reinstauración del Antiguo Régimen ocultaban su identidad tras nombres como Bauta, Ariodante, Orfeo, Vulcano… En los llamados papeles de Bárcenas, así como en parte del sumario y sentencia del caso Gürtel, figuran nombres en clave del estilo de El Bigotes, El Rata o Luis el Cabrón. Juzguen ustedes la diferencia. No solo hemos sido desvalijados, atracados y engañados, sino que lo hemos sido por lo más ruin, analfabeto, bajo y zafio del parnaso político y empresarial de la historia de este país.— David Barbas García. Pamplona (Navarra).
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