El lacito
Durante el Tercer Reich, los dirigentes marcaban a los enemigos del pueblo con un brazalete que debían llevar siempre. Así, todos podían identificarlos. Actualmente, algunos utilizan otro sistema más sofisticado pero igual de eficaz. En vez de marcar al enemigo, se marcan ellos con un lacito. El resultado es exactamente el mismo. El que lleva el lacito es de los nuestros; el que no lo lleva es enemigo.— Antonio Casero Martínez. Claremorris (Irlanda).
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