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Cómo entrar (y salir) del club de los machos

El grupo de hombres Homens cumple un año: "No pretendemos que los hombres dejen de serlo. Uno no tiene por qué renunciar a lo que es. Lo que nos planteamos es cómo ser"

Un fotograma de 'Mercenarios 2', una de esas películas llenas de violencia, hombría y estereotipos.
Un fotograma de 'Mercenarios 2', una de esas películas llenas de violencia, hombría y estereotipos.

Uno piensa en las mujeres como un género más proclive a la red, a la solidaridad y al encuentro. Como si ellas fueran más hábiles para hablar, compartir y establecer estrategias comunes y nosotros, hombres, más torpes para el encuentro. En parte porque la conexión en nuestro sexo con la dimensión emocional, y la conciencia de nuestra propia vulnerabilidad como individuos es más rara.

Diremos, como principio no exento de controversia, que a priori y a menudo, los hombres son más individualistas. Pero todo tiene una explicación: principios de educación en los roles, anquilosados en el pasado y que se arrastran desde la infancia, conducen a que muchos hombres adultos adopten un perfil masculino limitado por estereotipos dañinos.

No pretendemos que los hombres dejen de serlo. Uno no tiene por qué renunciar a lo que es. Lo que nos planteamos es cómo ser. Cuestionando modelos o ideales de hombría y masculinidad que muy probablemente no se asumen del todo libremente, sino impuestos por la familia y la sociedad.

En nuestro desarrollo vamos fijando una serie de comportamientos, apetencias, atributos o preferencias que nos alejan de nuestro verdadero ser pero que nos permiten encajar en los moldes.

Al menos para la generación a la que pertenezco, los nacidos allá por los años 70, la entrada al club de la hombría, de la masculinidad, estaba vinculada con un conjunto de reglas no escritas pero sí de estricto cumplimiento:

Los niños no lloran.

No visten de rosa ni juegan con muñecas, bebés o cocinitas.

No llevan el pelo largo, ni faldas o vestidos.

No ayudan en casa, ni lavan los platos, ni ponen la mesa o barren.

¿Siguen sirviendo esas reglas? A nosotros, no. A vosotras tenemos claro que tampoco.

Pero, mientras que el feminismo está atravesando en la actualidad un momento de alta visibilidad, que se palpa ya en la agenda de los debates públicos más candentes, los hombres nos encontramos con varias tareas pendientes, en parte lastrados por toda esa carga peyorativa de la palabra machismo: ¿Qué papel queremos jugar en la defensa de la verdadera igualdad entre mujeres y hombres? ¿De qué forma podemos contribuir en la ruptura de los patrones que han propiciado el silencio de las mujeres ante la violencia sufrida? ¿Existe responsabilidad en todos los hombres, y no sólo en los maltratadores, respecto del clima de acoso sexual en el que muchas mujeres aún se encuentran inmersas? ¿Somos los hombres, dada nuestra genitalidad, más proclives a abusar de otras personas? ¿Podemos colaborar en el progresivo desmantelamiento de las estructuras sociales y políticas del patriarcado?, ¿O es un trabajo que deben llevar a cabo sólo las mujeres?

Más allá del desconcierto en el que estamos muchas veces sumidos, ha llegado el momento de cambiar los modelos de masculinidad propios del patriarcado por otros en los que puedan caber experiencias de crecimiento personal, de autoconocimiento y de transformación. Cada cuál deberá encontrar el suyo.

Como sea, a partir de la exploración de la naturaleza masculina se deben abrir nuevos espacios de diálogo, como el que se practica en Homens, con el feminismo. Resulta primordial entender de qué manera perduran, incluso en las nuevas generaciones de hombres, elementos de una cosmovisión machista y cómo éstos impiden tender puentes entre las estrategias de lucha feministas y los hombres que las apoyan.

Y al final se eso se trata, de tender puentes y superar brechas.

Goyo Saravia es terapeuta Gestalt y creador, junto con Antonio Capa, del círculo de hombres Homens.

Un año de Homens

El proyecto del círculo de hombres Homens nació en mayo de 2017 como un espacio de encuentro para hombres mayores de edad, sobre todo aquellos a partir de la 30 para los que la educación ha sido mucho menos igualitaria. Durante este año ha celebrado 22 encuentros en los que se han trabajado cuestiones personales, íntimas, sexuales, los roles aprendidos desde la infancia, el machismo, las relaciones de pareja, la paternidad, el mundo del trabajo, el vínculo con el padre y la madre, la genitalidad, la familia, el feminismo o la pornografía.

Celebra su aniversario este jueves 24 de mayo con un encuentro en el campus de Getafe de la Universidad Carlos III de Madrid, en el Aula 17.2.75, a las 12.00.

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