Rodríguez-Marín

La generación de los años setenta, la de quienes hicieron la Transición, nos deja una estela brillante de personas que ya no se suelen dar. Es el caso de Milagro Rodríguez-Marín, fallecida en un terrible accidente de tráfico el pasado 30 de abril en Monrepós (Huesca). Psicóloga de profesión, fue vicepresidenta de la Comisión de Malos Tratos, fundada en 1977. Asesoró a estamentos gubernamentales de muchos países para conseguir mejorar la atención contra la violencia de género y para proteger a las víctimas, haciéndolas visibles en la sociedad.

Milagro tenía las ideas muy claras: defender a las mujeres de los maltratos, de las sevicias, de las mafias. Fue una feminista cabal, nada radical, amaba con pasión esta causa y combatió, en una labor de años y años, la injusticia del sometimiento. Era vital y viajera. Sabía escuchar como nadie. Le gustaban las canciones mexicanas y que le contaras buenas nuevas. Le brillaban los ojos ante cualquier niño y al pronunciar los nombres de Alejandra, Jacobo, Diego y Ángel Antonio. Era cálida con los cercanos, entre los que había un largo número de amigas. Andamos algo desnortadas sin ella.— Mercedes Sánchez.