María Gabriela de Saboya habla de su amor con el rey Juan Carlos
"Él es especial, nos hemos vuelvo a ver hace poco", dice la aristócrata sobre su relación de juventud
María Gabriela de Saboya es la hija del último rey de Italia, Humberto II, que duró un mes en su cargo antes de que el país votara convertirse en una república; nieta del controvertido Víctor Manuel III, acusado de favorecer la dictadura fascista y cuyos restos mortales ella consiguió repatriar hasta el país transalpino entre críticas y polémicas el pasado diciembre. También es el gran amor de juventud de don Juan Carlos. Después de un tiempo en silencio, tras la controversia que se generó con la cuestión de su abuelo, ha vuelto a la vida pública. En una entrevista con el diario italiano il Corriere della Sera donde habla de su relación sentimental con el rey emérito español, cuando ambos eran “muy jóvenes”; de sus tiempos en el exilio en Portugal, junto a otras dinastías europeas y de los enfrentamientos en su familia.
De su romance con el soberano español cuenta que eran “como dos noviecitos, siempre juntos, siempre de la mano” y confiesa que desde entonces ambos han continuado muy unidos. “Él es especial, nos hemos vuelvo a ver hace poco, conozco bien también a su hijo, fui a su boda con Letizia y conozco también a las hermanas de Felipe”. A don Juan Carlos lo conoció en el exilio en Portugal, entre Sintra y Estoril, donde coincidieron varias casas reales europeas: algunos Habsburgo de Austria, los Orléans franceses, los Saboya italianos y los Borbones españoles. María Gabriela, de 78 años, explica los lazos que trabaron entre ellos en el país luso y cómo crearon allí una especie de corte real europea paralela, “de reyes sin corona”. “En Navidad se comía en casa de los condes de Barcelona -don Juan de Borbón y doña María de las Mercedes de Borbón y Orleans, padres del rey emérito Juan Carlos- al día siguiente íbamos todos a casa de los condes de París y para la fiesta de la Befana (coincidente con el Día de Reyes en España) todos venían a nuestra casa”, recuerda.
Durante mucho tiempo se dijo que María Gabriela era una candidata sólida a convertirse en Reina de España y que las únicas mujeres que realmente han conquistado el corazón del rey emérito fueron ella y doña Sofía. También se habló de que los padres de la pareja, Humberto II y don Juan de Borbón, habían dado el visto bueno a aquella unión y que Franco nunca lo vio con buenos ojos -al parecer no quería una princesa sin trono para el príncipe español- y la cosa no pasó de un idilio de juventud.
Ella continuó su vida y estuvo a punto de casarse con el sah de Irán, Mohammad Reza Pahlev, que llegó a pedirle su mano. “Él soñaba con unir su dinastía a una dinastía europea, pero no tuve ganas de abrazar un país tan diverso, con tradiciones tan lejos de las nuestras, otra religión... hoy estoy convencida de que no habría funcionado”, explica en la entrevista.
Sin dejar de lado el tema de las bodas reales, María Gabriela también confiesa que seguirá con atención el matrimonio del príncipe Enrique de Inglaterra y Meghan Markle, a quien compara con la también actriz Grace Kelly, a quien conoció de cerca. “Fue una mujer que llevó al Principado, además de su belleza, el mundo del cine americano y una nueva época. ¿Quién sabe si Meghan sabrá hacer lo mismo?”, se pregunta.
En Italia, aún tiene un debate abierto con su familia. La repatriación de los restos de su abuelo, despreciado en el país por su connivencia con el régimen fascista, generó una tormenta de críticas, entre el pueblo y entre los propios Saboya, que se dividieron en varios frentes. La acusaron de actuar por su cuenta y sin el consentimiento del resto de la estirpe. Su hermano, Víctor Manuel llegó a decir que le había ocultado todo y que la sepultura contradecía la última voluntad de su padre. Su sobrino Emmanuele Filiberto también se mostró en varias ocasiones desconcertado por la falta de consenso y anunció que pediría ayuda al Papa para trasladar la tumba de su bisabuelo. El hijo de su hermana María Pia, el príncipe Serge de Yugoslavia también criticó a su tía en público y cuestionó que “tal vez pretendía acaparar todo el prestigio para ella”.
Ahora Maria Gabriela intenta esquivar la cuestión “para evitar problemas diplomáticos”. Pero asegura que el hijo de su hermano ya ha entendido que “lo maravilloso es que los restos del abuelo hayan vuelto a Italia” y confiesa que no entiende por qué su sobrino Serge “analiza siempre las cuestiones que incumben a la casa Saboya”.
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