Ahora piden perdón
En estos días, resulta más evidente e insultante el fariseísmo del clero vasco, connivente con tantos crímenes. Su excusa no suena más sincera que la de ETA.— Nabor García. Santiago de Chile.
Tras el perdón de ETA, vuelven los recuerdos. Aquellos momentos de terror y sufrimiento. El perdón puede existir, pero jamás el olvido. Nunca se borrarán de la memoria de cualquier español todas aquellas vidas de hermanos sesgadas de forma gratuita, sin razón. Los actos no se borran pese al arrepentimiento que se muestre. Puede que se llegue a perdonar, puede que las familias puedan descansar en paz por fin, pero jamás podrán llenar el hueco que el ser querido dejó en sus corazones cuando se marchó. Sin embargo, siguen adelante. Y todos seguimos adelante con ellos.— María Álvarez García. Alcorcón (Madrid).
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