La pesca de las noticias falsas
La coordinadora del blog 'Hechos', Patricia R. Blanco, pesquisa entre las informaciones sospechosas cuáles son falsas y cuáles reales
Las noticias falsas y las posverdades no son exactamente lo mismo, pero sus consecuencias sí: la desinformación. Ambas palabras irrumpieron con fuerza entre el 2016 y el 2017, tras las elecciones en Estados Unidos que dieron la victoria a Donald Trump y el referéndum que inició el Bréxit. Bulos y noticias manipuladas corrían por las redes sociales de tal manera que se hizo necesario realizar un trabajo periodístico de calado para desenmarañar muchas de las mentidas vertidas. EL PAÍS, en su compromiso con los lectores y el periodismo de calidad, creó entonces un espacio dedicado específicamente a desmentir este tipo de informaciones: el blog Hechos. Su coordinadora la periodista Patricia R. Blanco, deshace el camino recorrido de las noticias sospechosas para descubrir cuáles son reales y cuáles no.
Si bien la mentira siempre ha existido, Blanco matiza que estas informaciones falaces son diferentes: “Es la mentira de siempre, pero con una repercusión social muchísimo mayor, que es a lo que contribuyen las redes sociales”. Los bulos no se pueden separar de Internet, pues es innegable que la Red ha favorecido su fabricación y proliferación; en cambio, a su vez ha otorgado herramientas para averiguar su veracidad. Existen, por ejemplo, buscadores inversos, que localizan el origen de una imagen. Gracias a esta técnica, tan sencilla como cargar la foto en la web y darle a buscar, Blanco desmintió un bulo sobre una supuesta matanza del narco mexicano. “Era una 'performance' que se hizo en Cádiz para evidenciar el drama de los refugiados que mueren en el mar”, cuenta todavía desconcertada por el propósito que puede perseguir la creación de una noticia como esta.
Aunque existen webs y herramientas que permiten verificar el contenido que se genera en la Red, Blanco destaca que, “al final, como periodista, lo principal es ir a la fuente original, a los hechos, para saber verdaderamente qué ha pasado”. Cuando es imposible llegar a lo que ha ocurrido, entonces se debe acudir a otras voces, como testigos. Advierte que, en estos tiempos en los que la posverdad está tan extendida, las denominadas fuentes oficiales pueden ser “perversas”, con lo que un periodista no debe detener su búsqueda ahí.
Algunas noticias son tan estrambóticas y difíciles de corroborar que le han llevado a acudir a expertos inimaginables. Este es el caso de la supuesta muerte de unos yihadistas que fueron atacados por una piara de jabalíes. "La historia era bastante inverosímil, no había testigos, sino que alguien había dicho a un periodista que un hombre le contó que los yihadistas, a puntos de atacar una aldea, fueron atacados por una manada de jabalíes, ¿qué muerte peor puede haber para ellos que ser devorados por cerdos?", se planteó Blanco. Para saber si esta muerte podía ser posible, consultó a cazadores que le informaron de que los jabalís no atacan en grupo.
Esta noticia falsa es a su vez ejemplo de otro mal endémico en los medios. "No sabemos si es verdad o mentira, pero citamos como fuente a otro medio y nos quedamos tranquilos, nos guardamos así las espaldas", enfatiza la periodista. Blanco incide en que no basta con "fiarse" de otras publicaciones, los periodistas deben contrastar las historias aún cuando no son del medio para el que se trabaja, y darle a esta labor un espacio de relevancia, como es el blog Hechos. De esta manera, se promueve también una conciencia colectiva más crítica con la información y las fuentes, tanto en los usuarios de internet, como dentro de los propios informadores.
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