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¿Puede una asociación feminista aceptar solo a mujeres?

El registro de entidades de la Comunidad Valenciana rechaza inscribir a una entidad por vetar la entrada a los hombres. La cuestión genera debate entre los expertos

Algunas de las mujeres que forman parte de la asociación feminista Adona't en una imagen tomada en La Canyada (Valencia).
Algunas de las mujeres que forman parte de la asociación feminista Adona't en una imagen tomada en La Canyada (Valencia).Mònica Torres
Ignacio Zafra

¿Puede una asociación feminista aceptar solo a mujeres? La respuesta que el Registro de Asociaciones de la Comunidad Valenciana ha dado a las promotoras de Adona’t ha sido que no. Cuando sus responsables indagaron, les dijeron que la prohibición de vetar la entrada de un género a una entidad como la suya se asentaba en la jurisprudencia, pero lo cierto es que el Tribunal Constitucional no se ha pronunciado sobre un caso así. Y aunque el artículo 14 de la Carta Magna declara ilegal la discriminación por razón de sexo, el caso de su asociación genera debate entre los expertos consultados por EL PAÍS.

Adona’t fue creada en La Cañada, Paterna, hace más de una década, pero sus fundadoras no dieron el paso de constituirse como asociación hasta finales de 2017. Cuenta con una veintena de socias. Entre ellas hay profesoras, médicas, una funcionaria de servicios sociales, una técnica informática, una psicoterapeuta y una empleada de banca, algunas jubiladas y otras no. Los fines que constan en sus estatutos son lo que los expertos llaman genéricos: promover el feminismo, la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, y combatir la violencia de género. Organizan charlas, conferencias y ciclos de cinefórum para “visibilizar a las mujeres y extender el feminismo”.

Hace unos meses, desde el Ayuntamiento les hicieron notar que siendo la única asociación feminista de Paterna (68.000 habitantes), al no estar inscritas no podían entrar en el consejo municipal de la mujer, recibir ayudas ni pedir de forma autónoma el uso de instalaciones públicas, algo que venían haciendo a través de la Asociación de Vecinos.

“Hay hombres que vienen a nuestros actos y nos encanta, pero no queremos que entren a organizarlos y a decidirlos. Ya hay demasiados ámbitos donde llevan la voz cantante”, afirma Pilar Sifre, tesorera de la asociación. Su experiencia, por los actos que organizan con otras asociaciones, es que algunos hombres tienden a monopolizar el uso de la palabra, aparentemente sin darse cuenta. Y afirma que cuando están ellas solas tienen una forma diferente de hablar y estar, lo que ahora se llama “sororidad”.

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Las mujeres de Adona’t cambiaron sus estatutos y evitaron pleitear. Es imposible saber qué habría dicho la justicia, pero Pascual Sala, que fue presidente del Tribunal Constitucional, del Supremo y del Consejo General del Poder Judicial cree que su recurso habría sido rechazado. “El artículo 14 de la Constitución establece que los españoles son iguales ante la ley y no se podrá establecer ninguna discriminación por razón de nacimiento, sexo, religión, raza, opinión, etcétera. A la vista de los fines de la asociación, impedir el acceso a los hombres sería como decir que los hombres son incompatibles con la igualdad de sexos, y eso sería inconstitucional”.

La catedrática de Filosofía del Derecho María José Añón mantiene, en cambio, que el derecho fundamental a unirse para defender intereses y objetivos lícitos incluye la libertad de elegir con quién. “No considero que en este caso se impida el ejercicio de la libertad a quienes no pueden ser socios, porque eso ocurre en casi todas las asociaciones. No veo que haya discriminación, ni lesión de la igualdad ni de la libertad. La habría más si impidiéramos que quienes forman una asociación pudieran determinar libremente quiénes forman parte de ella”.

Gloria Poyatos, presidenta de la Asociación Española de Mujeres Juezas, de la que pueden formar parte hombres, opina que Adona’t no puede restringir la entrada solo a mujeres. Poyatos defiende las medidas de discriminación positiva, pero señala que el peor trato a las personas de un sexo debe ir acompañado de “una justificación objetiva, una finalidad legítima y proporción en los medios utilizados”. Al contrario, el profesor de la Carlos III y especialista en el tema David Giménez Gluck es favorable a que Adona’t pueda vetar a los hombres. Pero su opinión “no es muy tajante” porque nos hayamos, advierte, en una “zona de penumbra”.

Hay dos casos que no generan discusión. Por un lado, aquel en el que pertenecer a una asociación conlleva una “ventaja económica”, algo que es inconstitucional, y que sucedía, por ejemplo, con la cofradía de El Palmar, de la que hay que formar parte para pescar en La Albufera de Valencia y no dejaba entrar a mujeres. El segundo caso es cuando la asociación tiene unos fines vinculados a un rasgo del artículo 14 de la Constitución: es razonable, por ejemplo, que una entidad dedicada al culto de una imagen católica solo acepte católicos.

En un supuesto como el de Adona’t, Giménez Gluck cree que introduciendo una justificación, como la de que estando solo mujeres hablan con mayor comodidad, podrían excluir a los hombres. El profesor recuerda que las cláusulas antidiscriminación se crearon para proteger a quienes históricamente han sufrido marginación, señala, y no al revés.

Solo mujeres juristas desde 1989

En España conviven un Registro Nacional de Asociaciones con registros autonómicos. Inscribirse en uno u otro depende básicamente del ámbito territorial en el que actúan, y no siempre siguen los mismos criterios. A Adona’t le denegaron en noviembre la inscripción por limitar el acceso a mujeres. Y, en cambio, Dones Juristes, una asociación creada en 1989 con sede en Barcelona, establece en sus estatutos que para acceder es “requisito imprescindible ser mujer y licenciada en Derecho”, explica su presidenta Natàlia Santandreu. La abogada no cree que tal hecho “constituya ninguna discriminación; son condiciones imprescindibles para llevar a cabo los fines de la entidad”.

Los estatutos de Dones Juristes, una organización muy conocida en el ámbito del feminismo jurídico, contemplan otra categoría de miembros, los simpatizantes, para aquellas personas que no cumplen los requisitos establecidos para convertirse en socia y en la que sí tienen cabida los hombres.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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