Deja de seguir la corriente y súmate al movimiento #mylastplasticbottle
La empresa valenciana Closca desarrolla una innovadora y sofisticada botella que busca reducir el consumo masivo de plástico
#mylastplasticbottle no es solo un hashtag que sueña en convertirse en trending topic, es una declaración de intenciones contra los envases de plástico que se materializa en forma de innovadora botella reutilizable de premiado diseño: Closca Bottle y de aplicación: Closca Water App (descargable gratis en Apple Store y Google Play).
Detras de este diseño, realizado en colaboración el estudio valenciano Department of Design, y de este movimiento está Closca Design que entre otros galardones ha obtenido dos prestigiosos Red Dot Design Awards: uno, en 2015, por su casco plegable para bicicletas Closca Helmet y otro, este año, por el nuevo proyecto con el que busca concienciar sobre el devastador daño que provoca el consumo masivo de plástico, cambiar la manera en la que bebemos agua y lo más importante: aportar una solución económica y con estilo.
Así emerge Closca Bottle que, por solo 40 euros, invita a luchar contra corriente, a dejar atrás los hábitos irrespetuosos con el medioambiente y a desterrar al olvido el invasivo plástico. Una botella de lo más cool, 100% reutilizable, resistente a impactos y que supone un ahorro para los bolsillos, porque no hay que estar comprando agua continuamente o reutilizando envases de forma nada higiénica. Algo que se consigue gracias a que está hecha de vidrio borosilicato, uno de los más resistentes del mercado, y a que puede presumir de estar 100% libre de BPA, un producto químico, empleado en la fabricación de la mayoría plásticos, que puede acarrear riesgos para la salud.
La botella dispone de un recubrimiento exterior de silicona con una solapa de cierre magnético, que permite enganchar Closca Bottle a bicicletas, bolsos, carritos de bebé, mochilas, etc. Además, viene de serie con dos tapones en cada extremo que facilitan su limpieza y que permite sumar complementos al recipiente, como un filtro para el té.
Los expertos alertan de que los océanos se han convertido en vertederos y las cifras hablan por sí mismas. Anualmente son receptores de más de 80 mil millones de botellas de plástico, el equivalente al peso de 800 torres Eiffel, suficientes para cubrir 34 veces la isla de Manhattan o el peso de 14.285 aviones Airbus A380, según el informe de Greenpeace “Plásticos en los océanos”. Además, cada uno de estos envases tardará más de 400 años en descomponerse y se estima que en el año 2050, habrá más plástico que peces en los océanos del mundo, tal y como advierte el Foro Económico Mundial. Ante este panorama, Carlos Ferrando (1977), fundador y CEO de Closca Design, lo tuvo cristalino y se lanzó a desarrollar una botella que luchara, con ayuda de los ciudadanos, contra este desolador panorama, aunque es consciente de que no será fácil, porque detrás hay una industria que mueve millones de euros al año. “Estamos convencidos de poder mejorar el mañana si cambiamos nuestra manera de actuar hoy”, es la frase de Ferrando que resume el modus operandi de esta empresa que dota de actitudes a los productos convencionales.
Una vez el ciudadano dispone del arma con el que sumarse al movimiento #mylastplasticbottle, puede completar su experiencia descargando de forma gratuita la app Closca Water. Esta aplicación tiene geolocalizados más de 60.000 puntos de agua en todo el mundo y permite al usuario unirse a una comunidad en imparable crecimiento, en la que sus miembros suben reseñas de cada fuente y de la calidad del agua.
Grandes empresas como Louis Vuitton o Tommy Hilffiger han mostrado su interés por la revolucionaria botella valenciana. Ganas de cambiar el mundo aportando soluciones y llamando a la acción es lo que en definitiva propone #mylastplasticbottle. Mucho más que un producto, mucho más que una etiqueta.
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