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Alterconsumismo
Coordinado por Anna Argemí

La creación monetaria desde el punto de vista islámico

Adam Jones vía Flickr / Creative Commons

En los últimos años, la banca islámica está llamando la atención de mucha gente, incluso los no musulmanes críticos del sistema monetario actual, y hoy en día se está promoviendo en diferentes países, incluso España (CEIEFI). Si bien estas experiencias nos señalan innovaciones interesantes que podríamos adoptar también para monedas sociales, quisiera plantearles una pregunta importante.

La operación de la banca islámica está basada en la Sharia (ley islámica) que prohíbe no sólo financiar la producción de alcohol y cerdo sino también cobrar tasas de interés (“riba” en árabe) y realizar transacciones en los mercados de futuros. El Corán permite que sus creyentes inviertan su dinero en proyectos empresariales, pero a la vez les obliga a compartir el riesgo con los empresarios prestatarios. En este contexto se han desarrollado diversos productos financieros para cumplir con este requisito jurídico, tales como:

En caso de muḍārabah y mushārakah, el inversor se ve obligado a correr el riesgo de perder su capital al invertir en un proyecto empresarial, porque está prohibido depositar dinero en un banco con la garantía de poder cobrar tasas de interés. Por otro lado, es un sistema beneficioso para ambas partes, porque el inversor (normalmente el banco) se queda con la propiedad del coche / de la vivienda etc. cuando el usuario no pueda pagar más su “alquiler” mientras que el usuario se libra de su deber financiero cuando no puede pagar más. Y por último, salam es una práctica que permite que el productor cubra el costo de producción de antemano.

La banca islámica realiza prácticas muy interesantes desde el punto de vista del cuestionamiento al sistema monetario

Se puede considerar las monedas sociales respaldadas con el compromiso del emisor como casos semejantes de salam. Un socio de Tláloc (México) emite su moneda con tal de aceptarla cuando alguien le exige algún bien o servicio; un chino en Estados Unidos consiguió financiar la obra para su tienda de comida para llevar por vender pagarés; y en el proyecto Gota Verde en Honduras se emitía la moneda Pez en cambio de la inversión en lempira (moneda oficial del país centroamericano) para financiar la producción de biodiesel. Valdría la pena considerar este concepto islámico para facilitar la financiación de proyectos que queramos impulsar.

Por otra parte, es una pena que todavía no se haya señalado ninguna visión crítica sobre la forma actual de emitir dinero. Es verdad que en la época de Mahoma se usaban el oro y la plata como dinero y que la única forma de crear nuevo dinero era excavar menas en la mina y refinarlas en metales preciosos, pero debería considerarse ilegal la creación monetaria mediante la concesión de nuevos créditos bancarios, ya que requiere el pago de tasas de interés = riba. También habría que cuestionar hasta el propio modelo de negocio de los bancos centrales que hoy en día funcionan bajo la misma lógica.

La banca islámica sigue realizando prácticas muy interesantes desde el punto de vista del cuestionamiento al sistema monetario vigente, pero es una lástima que todavía no parece haber abordar el tema de la creación monetaria. Espero que se abran debates a este respecto para que la humanidad logre tener un sistema monetario más justo.

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