Cinco maneras en que la ciudad nos enferma y cómo evitarlo
La ciencia es clara: la vida urbana es nociva para la salud ¿Cómo podemos trasladar esta emergencia de salud pública a la ciudadanía y a la toma de decisiones políticas?
Más de 135.000 artículos científicos hablan sobre contaminación del aire y salud, según recoge Pubmed, la mayor base de datos de publicaciones biomédicas. La evidencia científica es clara: la vida urbana actual lleva asociados graves impactos negativos para nuestra salud. Pero el simple hecho de vivir en una ciudad no debería implicar estos riesgos, sobre todo porque son perfectamente evitables.
Tenemos un doble reto por delante: hacer comprensible esta información para la opinión pública, es decir, para las personas de la calle que no somos científicas, y como objetivo último, trasladarlo a la toma de decisiones políticas.
ISGlobal ha elaborado el informe digital interactivo las #CiudadesQueQueremos, que pretende resumir y adaptar la información científica sobre vida urbana y salud para que sea comprensible para un público general. Científicos y comunicadores nos hemos puesto a trabajar juntos para explicar con palabras sencillas, vídeos e ilustraciones las claves para construir ciudades más saludables y sostenibles.
Durante la elaboración del informe, uno de los mensajes clave que más hemos escuchado por parte de los científicos es que se trata de una emergencia de salud pública mundial a la que se puede hacer frente desde hoy mismo: hay muchas medidas disponibles para diseñar ciudades saludables. Es decir, la situación es muy grave pero hay soluciones.
Las ciudades que queremos son ciudades diseñadas para las personas: espacios con buena calidad del aire, escasos niveles de ruido y sin islas de calor. Entornos urbanos con más espacios verdes y que promuevan niveles saludables de actividad física. (Si quieres ver todos los efectos de la contaminación en tu cuerpo, descubre el gráfico animado al final del texto).
Estas son cinco medidas que las ciudades pueden aplicar para poner a la salud en el centro de las prioridades:
1. Contaminación del aire > Reducción del tráfico motorizado
Las ciudades construidas principalmente en torno a los coches generan contaminación y fomentan estilos de vida poco saludables. En Barcelona, el vehículo privado ocupa entre el 65% y el 70% del espacio de la ciudad.
La Organización Mundial de la Salud propone una serie de soluciones integrales para recuperar el espacio público para peatones y ciclistas, así como para reducir los niveles de contaminación atmosférica - un aire tóxico que respiramos en el 98% de las ciudades de países de ingresos bajos y medios, y en el 56% de los países de ingresos altos.
2. Ruido > Reducción del tráfico motorizado
La planificación urbana también juega un papel esencial para disminuir los niveles de ruido. Las poblaciones de más de 100.000 habitantes de la Unión Europea deben notificar la contaminación acústica mediante mapas de ruido y realizar planes de acción para reducirlo en las zonas más afectadas. En Barcelona, el mapa de ruido está disponible para la ciudadanía.
Algunas de las estrategias más frecuentes son el uso de pavimento sonorreductor en las calzadas, el límite del volumen de tráfico, la disminución de los límites de velocidad o la promoción de zonas silenciosas -por ejemplo, espacios verdes.
3. Actividad física > Incrementar el transporte activo
La falta de actividad física es el cuarto factor de riesgo de mortalidad global y causa uno de cada cuatro casos de cánceres de mama y de colon.
El transporte activo -desplazarse a pie o en bicicleta- en el día a día es la forma más práctica y sostenible de aumentar la actividad física. Una buena red de transporte público facilita que la ciudadanía camine y reduzca el uso del vehículo privado. Además, la disponibilidad de espacios verdes es importante para realizar actividad física de forma segura.
Estas medidas se recogen en un estudio publicado en The Lancet, que analiza la actividad física en 14 ciudades.
4. Temperatura > Reducir la infraestructura para vehículos motorizados e incrementar los espacios verdes
En la ciudades, las temperaturas suelen ser más altas que en las zonas que las rodean y la temperatura nocturna puede llegar hasta 10 grados más que en los alrededores. Este efecto se conoce como "isla de calor".
Las islas de calor y las altas temperaturas aumentan la mortalidad, sobre todo por enfermedades cardiovasculares y respiratorias.
Por esto, es necesario que el diseño urbano incorpore de forma prioritaria la prevención del aumento de las temperaturas. Se puede mejorar el aislamiento de los edificios para depender menos del uso de aire acondicionado, cambiar los materiales urbanos por otros que absorban menos la radiación solar, etc. Hay diversos planes de mitigación, como esta guía de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos.
5. Espacios naturales > Incrementar la disponibilidad de acceso urbano a la naturaleza
La ciudad del futuro debe ser una ciudad verde. Los estudios científicos asocian los espacios verdes -parques urbanos, jardines, calles arboladas o bosques, entre otros- a numerosos beneficios para la salud, como la reducción del estrés, el hecho de vivir más años o un mejor estado de salud general y mental.
La naturaleza debe formar parte de la ciudad. Más allá de puntos dispersos, los espacios naturales deben ser una trama que comunica todo el espacio urbano y beneficia a toda la ciudadanía.
La Iniciativa de Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud de ISGlobal trabaja estrechamente con actores públicos y privados para incorporar toda esta evidencia científica a la planificación urbana.
No hay tiempo que perder. Con una mejor planificación urbana y del transporte, las ciudades podrían evitar un 20% de muertes prematuras cada año. ¿A qué esperamos para actuar?
Marta Solano, técnica de comunicación del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación Bancaria ”la Caixa”
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