Las Vías Verdes se tiñen de plata
Este año se cumple el 25 aniversario de una de las iniciativas más exitosas de reutilización del patrimonio con fines turísticos: la de convertir viejas líneas férreas en carriles verdes
Fue en junio de 1993. La Fundación de los Ferrocarriles Españoles (FFE) convocó en Gijón un seminario internacional para conocer iniciativas de reutilización del patrimonio ferroviario que habían tenido éxito en otros países europeos y en EE. UU. y presentar de paso los avances del Inventario de Líneas Ferroviarias en Desuso que le había encargado el entonces Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente conjuntamente con Renfe y FEVE. Aquel seminario quedó en la historia como el pistoletazo de salida de uno de los proyectos turísticos que más logros ha conseguido y que más ha justificado la inversión hecha en nuestro país.
La empresa no era fácil. Había que recuperar los trazados, muchas veces comidos por la maleza o por obras ilegales; sustituir el balasto de las plataformas por un firme de tierra apisonada, conglomerado de cemento o asfalto, según casos; construir pasarelas o pasos inferiores en los cruces de las vías con las carreteras, reconstruir antiguos puentes y viaductos para atravesar cauces fluviales e incluso crear en algunos tramos carriles diferenciados para viandantes y cicloturistas. Había también que poner barandillas quitamiedos en zonas elevadas, señalización kilométrica, luces de encendido automático en algunos túneles y zonas de descanso con mesas y sillas para picnic, además de paneles de información geográfica y turística de la comarca que atraviesan.
Pero el reto merecía la pena: ¿dónde encontrar si no 7.600 kilómetros de posibles vías ciclistas y peatonales que tuvieran poco desnivel, que discurrieran por lugares de gran interés paisajístico y que fueran fáciles de separar del tráfico de vehículos de motor? Todas esas características solo podían darse en las viejas líneas férreas abandonadas: antiguos trenes mineros, ferrocarriles de vía estrecha o trazados de largo y mediano recorrido que nunca llegaron a entrar en servicio.
Las experiencias de Reino Unido y Estados Unidos en torno a sus greenways fue el modelo a seguir. El convenio firmado entre el Ministerio, Renfe, FEVE y la FFE preveía que Renfe y FEVE aportarían sus infraestructuras fuera de servicio para ser convertidas en vías verdes y que el Ministerio aportaría la dotación presupuestaria anual para su reconstrucción y puesta en uso. Desde entonces, y con una inversión total hasta 2018 de 177 millones de euros, se han acondicionado 2.700 kilómetros de vías verdes (incluyendo las que están actualmente en fase de obras) de los 7.600 inventariados, que suman un total de 123 itinerarios diseminados por todas las comunidades autónomas, salvo en las islas Canarias. Además, se han recuperado más de 100 antiguas estaciones como alojamientos, albergues, restaurantes, centros de interpretación o puntos de información turística y medioambiental.
Un lujazo para senderistas, cicloturistas, patinadores y hasta personas en sillas de ruedas en un país que no se caracteriza precisamente por la construcción de carriles-bici ni por el fomento de medios de transporte alternativos.
Y lo bueno, como dicen desde la propia FFE, es que "quedan aún otros 5.000 kilómetros para acondicionar".
Estas son algunas de las vías verdes más recomendables:
Vía Verde del Aceite (Jaén y Córdoba)
Permite recorrer buena parte de la campiña de olivares andaluza por el antiguo trazado de un ferrocarril que unía Jaén con Campo Real. Cuenta con 3 túneles y 13 viaductos metálicos, entre ellos el que salva el río Guadajoz. En total 128 kilómetros entre Jaén y la antigua estación de Campo Real, en Puente Genil (Córdoba)
Vía Verde del ferrocarril vasco-navarro (Euskadi/Navarra)
“El trenico”, como le llamaban, unía Bergara (Guipúzcoa) con Estella (Navarra) pasando por Vitoria/Gasteiz. Hoy ofrece 86,2 kilómetros desde la capital alavesa hasta Estella atravesando las comarcas de La Llanada Alavesa, la montaña Alavesa y Tierra Estella.
Es una de las vías verdes más famosas y transitadas. Y buena parte de su éxito lo debe al fantástico entorno de montaña que atraviesa: los concejos asturianos de Santa Adriana, Proaza, Teverga y Quirós. Aprovecha la traza del viejo tren del Teverga, un minúsculo ferrocarril carbonero construido en 1874 para acercar el mineral de los pozos de Quirós y Teverga hasta Trubia. Longitud total: 36 km.
Vía Verde del Noroeste (Murcia)
Aprovecha el trazado del tren de vía estrecha que comunicaba Murcia con Caravaca de la Cruz. Hoy ofrece 76 kilómetros entre ambas ciudades con plataforma según tramos asfálticos o de zahorra artificial compactada por los paisajes áridos de la comarca del Noroeste, una de las más interesantes de Murcia
Vía Verdel del Carrilet Olot – Girona (Girona)
Un enternecedor tren de vía estrecha (un carrilet) funcionó hasta los años sesenta entre Girona-Olot, dando servicio a los pueblos de las comarcas de La Garrotxa, La Selva y el Gironés. Sus 54 kilómetros permiten unir ahora ambas localidades por una plataforma de tierra apisonada.
Recorre un paisaje de huertas y pequeños cerros al sur de la provincia de Madrid, por el valle del río Tajuña. En total, 49 kilómetros entre Arganada y Ambite con asfalto y tierra compactada en algunos tramos.
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