¿Por qué Britney Spears sigue siendo hoy la gran diva del pop?
Kenzo la ha fichado como imagen de su nueva colección, ha comenzado una prometedora carrera como pintora y sigue arrasando en ingresos en Las Vegas
Puede que Glory, el último trabajo editado por Britney Spears, no supusiera ningún bombazo cuando vio la luz en 2016. Pero eso no quita que la diva siga aún muy presente en la memoria colectiva de millones de fans del pop por diversos motivos. El pasado noviembre nos sorprendió demostrando sus dotes con los pinceles y las pinturas acrílicas subastando un cuadro con flores suyo que acabó comprando por 10.000 dólares el periodista de Las Vegas Robin Leach.
Si algún día decide retirarse de los escenarios, sin duda, aquí tiene una vía de ingresos que explotar por mucho que ninguna escuela de Bellas Artes vaya a interesarse en ella jamás. Pero, a su vez, la semana pasada la intérprete de Toxic dejó boquiabierto a medio mundo tan pronto se viralizaron las primeras imágenes promocionales de su campaña para la marca francesa Kenzo, a cargo del fotógrafo Peter Lindbergh ¿Por qué? Pues básicamente porque ha reaparecido literalmente con la cara de otra debido al abuso del Photoshop.
Como si fuera Benjamin Button, Britney por arte y magia de la edición fotográfica luce mejor ahora que cuando allá por 1999 se dio a conocer al mundo con su… Baby One More Time. Aunque dejando de lado esta metamorfosis facial que tanto ha dado de qué hablar en las redes sociales, su fichaje como imagen de la colección cápsula Collection Memento No.2 de Kenzo supone un hito para ella al tratarse de su primera incursión seria en el mundo de la moda. Parece mentira, pero hasta ahora la artista nunca había usado su imagen para promocionar ninguna firma de ropa de primer nivel más allá de sus coqueteos con Candie’s y Skechers años ha. Sus detractores, que los tiene, no pueden decir que su llama se haya apagado precisamente.
Lejos queda ya aquel 2007 que fue del todo fatídico para nuestra protagonista. Tras el shock de raparse la cabeza a lo teniente O’Neil y tocar fondo ante los ojos de todos, Spears agrandó como pocas su leyenda (ya se sabe que a la gente pocas cosas les gustan más que una muñeca rota mediática). Tal es así que, por mucho que hayan pasado los años, la artista sueca Fever Ray, la mitad de The Knife, recientemente afirmó a las páginas de The Guardian que se encasquetó una falsa calva en el vídeo de To the Moon and Back en homenaje a ella porque “me encanta la idea de rapar tu cabeza y que eso signifique un nuevo comienzo”. Pocas van a poder superar un momento tan icónico como ese, pese a quien pese.
Enterrados ya esos fantasmas del pasado, a Britney también le ha ido de perlas volver a reconciliarse con el amor. Su actual relación con el joven modelo de fitness Sam Asghari le ha sentado de maravilla. Imaginamos que gracias a él ha vuelto a pisar un gimnasio y ponerse en forma, lo cual se ha notado notablemente en sus últimos años de residencia en Las Vegas.
Aunque no contenta con recaudar en la ciudad de los casinos la friolera de 137,7 millones de dólares entre 2013 y 2017 (sólo por detrás de Céline Dion y Elton John), este verano acercará ese mismo show a diversas ciudades europeas. España se ha quedado sin fecha, pero de haberse programado al menos una seguramente hubiese funcionado estupendamente teniendo en cuenta que la primera y única vez en la que pisó nuestro país fue en el año 2000, en el Palau Sant Jordi de Barcelona, en el marco de su Oops!... I Did It Again Tour. Mucho, por no decir demasiado, ha llovido desde entonces. Seguiremos esperándola con los brazos abiertos.
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