_
_
_
_
MIRADOR
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Mente adentro

Einstein creía que esas intuiciones que parecen llegadas del cielo son, en realidad, producto de una larga actividad intelectual, aunque inconsciente

Javier Sampedro
Cerebro humano cubierto con redes de Inteligencia artificial.
Cerebro humano cubierto con redes de Inteligencia artificial.

Entre las múltiples propuestas para mitigar los riesgos de la inteligencia artificial, como cobrar impuestos a los robots, ha destacado en el último mes la del ministro francés de Economía Digital, Mounir Mahjoubi, que ha planteado evitar que el Gobierno utilice algoritmos cuyas decisiones no puedan ser explicadas. Puede discutirse si esta idea es factible, pero no cabe duda de que es fructífera, porque plantea unas cuestiones científico-filosóficas de gran altura.

Tomemos a AlphaGo Zero, el sistema de Google Deep Mind que el año pasado no solo mostró su superioridad aplastante al juego chino del Go, sino que lo hizo aprendiendo desde cero, a base de jugar partidas contra sí mismo. De manera asombrosa, el robot no solo halló por su cuenta las estrategias abstractas de alto nivel que a los jugadores humanos les ha costado siglos manejar, sino que descubrió otras totalmente novedosas y más eficaces que las anteriores. ¿Podría usar este algoritmo el Gobierno francés? Solo si se puede explicar cómo ha tomado sus decisiones. ¿Se puede? Buena pregunta, monsieur Mahjoubi.

Quizá el lector recuerde a Grigori Perelman, el genio ruso que en la década pasada demostró la conjetura de Poincaré, un endiablado (y esencial) problema matemático que había derrotado a los mejores cerebros geométricos del siglo XX. Sabemos que sus resultados son correctos, pero ¿podemos explicar cómo los alcanzó? Otra buena pregunta. Lo que podemos decir con certeza es que Perelman acabó mal, abandonó las matemáticas, se fue a vivir con su madre a San Petersburgo, rechazó la medalla Fields y pasó ampliamente del millón de dólares que un mecenas había ofrecido por la resolución de ese enigma que le costó diez años de su vida y la mitad de su salud. No creo que el Gobierno francés pueda emplear tampoco a Perelman.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

También a Einstein le costó diez años descubrir las ecuaciones de la relatividad general, el fundamento de la cosmología moderna. Esa teoría esencial ha superado hasta ahora todos los desafíos experimentales y observacionales, y es tan verdad como pueda serlo una verdad científica, siempre provisional y esclava del mundo. Su punto de partida es la simple y aparentemente tonta idea de que una persona en caída libre no sentirá su propio peso. “La idea más feliz de mi vida”, la llamó Einstein. Se le ocurrió de repente en 1906.

Einstein creía que esas intuiciones que parecen llegadas del cielo son, en realidad, producto de una larga actividad intelectual, aunque inconsciente, y que se puede reconstruir a posteriori. Él sí que podría trabajar para el Elíseo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_