Nadie le toserá al gigante
Xi Jingpin ha decidido perpetuarse en el poder en un gesto que recuerda a regímenes de un pasado que creíamos superado. La que será, posiblemente, la mayor potencia económica del planeta estará dirigida por un líder único e irrefutable. No importan la censura imperante o el recorte de libertades. Tampoco que se empiece a hablar de culto a la personalidad. Nadie toserá al gigante chino.
Mi temor se centra en cómo quedarán los derechos sociales alcanzados en un lugar como Europa en ese mundo futuro de líderes vitalicios que parece surgir en paralelo a la actual comedia estadounidense.— Manuel Sanz Bernal. Madrid.
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