Espías rusos envenenados
El ataque contra Sergei Skripal en suelo británico no es el primero de este tipo
Reino Unido ha vuelto a convertirse en escenario del envenenamiento provocado de un ciudadano ruso, un hecho que enrarece y tensa las relaciones entre Londres y Moscú.
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Según ha confirmado la policía británica, el exespía Serguéi Skripal, de 66 años, fue envenenado el pasado domingo con un gas nervioso al que fue expuesto en un centro comercial. En el ataque también resultaron afectadas su hija y otras 20 personas, entre ellas un agente de policía que llegó con prontitud al lugar.
Skripal fue condenado en 2006 a 13 años por un tribunal moscovita que le declaró culpable de trabajar para los servicios secretos británicos y de revelar las identidades de otros agentes rusos. En 2010 se benefició de un intercambio de espías y desde entonces se encontraba refugiado en Reino Unido.
No es el primer episodio de estas características que se produce en suelo británico. El caso más famoso de los últimos años es el del también exespía Alexander Litvinenko, quien en 2006 falleció tras ingerir polonio depositado en la taza de té que bebía. Pero hay más muertes poco claras. En 2012, Alexander Perepilichnyy, un empresario ruso que estaba colaborando para destapar una trama rusa de blanqueo de capitales, falleció de un infarto. En su estómago se encontraron restos de una planta venenosa. Y en 2013, el magnate y opositor ruso Borís Berezovski apareció ahorcado en su casa.
Lo sucedido el domingo además ha afectado a más personas que al objetivo del presunto ataque. Se trata pues de una acción terrorista indiscriminada. Hay que alabar la actitud prudente del Gobierno británico para no sacar conclusiones apresuradas. Pero al mismo tiempo no deben caer en saco roto las advertencias del ministro de Exteriores británico, Boris Johnson, quien ha asegurado que Londres contestará de forma “fuerte y apropiada” si Moscú está detrás de la acción.
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