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Tribuna
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8-M: saltar la brecha

¿Por qué las mujeres nos encontramos en cambio con mayores obstáculos a la hora de acceder a los puestos directivos?

Dos abogados en su despacho en Murcia.
Dos abogados en su despacho en Murcia.Pedro Martínez Rodriguez (EL PAÍS)

El 8 de marzo es un día de reconocimiento y de celebración. Lo es porque el feminismo ya forma parte de valores democráticos fundamentales como la igualdad, la libertad y las oportunidades. Pero también es un día de reivindicación. Y hoy nuestra mayor reivindicación es acabar con la brecha salarial porque no pueden existir obstáculos en la vida profesional de las mujeres por el hecho de tener un hijo. Los datos revelan que durante la crisis económica gran parte del trabajo perdido fue femenino. Sí, luego, durante la recuperación, hemos sido las que más puestos hemos ocupado. Pero el foco de la cuestión sigue siendo el mismo: por qué las mujeres, que nos incorporamos al mundo laboral con la misma vocación y talento que los hombres, nos encontramos en cambio con mayores obstáculos a la hora de acceder a los puestos directivos. Ahí, la maternidad sigue siendo el peor escollo: en el momento en que eliges ser madre es cuando la carrera profesional entre hombres y mujeres se separa. El embarazo no puede ser un freno ni un elemento generador de diferencias laborales, cuando es –ante todo- oportunidad para la sociedad en su conjunto. Más ahora, cuando la natalidad es uno de los grandes retos al que nos enfrentamos.

La igualdad no llegará sólo de la mano de la mitad de la población. Hace falta involucrar a los hombres en nuestras reivindicaciones y trabajar conjuntamente con ellos

Decía antes que el feminismo ya forma parte de valores democráticos consolidados. Por eso creo que es necesario subrayar que la igualdad no llegará sólo de la mano de la mitad de la población. Para lograr ese objetivo, hace falta involucrar a los hombres en nuestras reivindicaciones y trabajar conjuntamente con ellos. Debemos defender los derechos de las mujeres, siempre y sin descanso. Pero no sólo por su identidad de género, como plantean algunos puntos del manifiesto de la huelga convocada, sino por la transversalidad de derechos iguales que nos otorga el ser ciudadanos. Por encima de ser hombres o mujeres. Sería un error abonarnos a un minifundio de derechos, los de unas frente a los de otros, como ahora parece estar de moda. Crear circunscripciones de nuestra identidad, segmentar los atributos por los cuales nos identificamos individualmente o parapetar los géneros para vivir de espaldas unos y otros, no nos hará más libres e iguales. Nos hará a todos, hombres y mujeres, menos ciudadanos. Es ser ciudadano y ciudadana lo que nos otorga un conjunto de derechos políticos, no ser hombre o mujer. Así lo reivindicó Clara Campoamor.

Cierto es que aún queda camino por recorrer. Necesitamos mejorar en corresponsabilidad y conciliación de la vida personal con la profesional. Políticas de flexibilización en el ámbito laboral, con horarios más racionales y con medidas que fomenten el teletrabajo. Hemos de seguir avanzando en la materialización en la vida real de los derechos conseguidos sean reconocidos en la vida diaria de las mujeres. Hay que garantizar en la práctica su cumplimiento y eso pasa porque las mujeres no deban renunciar a más cosas que los hombres y exista igualdad de oportunidades ante los mismos méritos y capacidades. Sin embargo, debemos destacar los avances alcanzados entre todos. Hoy España es líder en la creación de empleo femenino en la zona euro. Aunque la prioridad siga siendo reducir la brecha salarial, podemos afirmar que a día de hoy esté en mínimos históricos, por debajo de la media europea. Hoy, más de 340.000 mujeres cobran el complemento por maternidad en las pensiones para todas las mujeres que han trabajado fuera de casa y tienen hijos, aprobado por el Gobierno del Partido Popular, lo que ha supuesto un incremento del 15% en las pensiones en el momento de la jubilación y la reducción de la brecha en las pensiones un 13%. Y es que un país progresa cuando la maternidad y la paternidad no tienen coste laboral. Y en esto, España ha avanzado también mucho gracias a medidas como la incorporación del hombre al permiso de lactancia o la ampliación de la edad de los hijos, de los 8 a los 12 años, para solicitar la reducción de jornada. Por ello hay que seguir en la dirección ya emprendida y es importante que lleguemos a esa consciencia de forma no excluyente, es decir que los hombres también se involucren en la lucha por la igualdad.

Andrea Levy Soler es vicesecretaria de Estudios y Programas del Partido Popular.

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