Los abuelos
De un tiempo a esta parte se han convertido en un pilar fundamental en nuestras familias. Tras una vida de trabajo y sacrificio, de carencias y de penurias en muchos casos, llega el momento de aparcar las preocupaciones a un lado y disfrutar con calma de la merecida jubilación. Pero eso es en teoría, porque los hechos demuestran otra realidad. Mandamos a los abuelos a comprar el pan o a recoger un envío a la oficina de Correos. Les confiamos a nuestros hijos para que los lleven al parque o a las actividades extraescolares, regresamos a su casa con ellos si no hemos podido con nuestra hipoteca, y vivimos con su pensión si nos quedamos sin ingresos. Y nos muestran siempre su cara más amable. Desde aquí, mi homenaje a ellos.— José Enrique Magdaleno de Frutos. Cuéllar (Segovia).
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