Kajsa Ollongren, la ministra holandesa ninguneada
Los partidarios del referéndum ‘despojan’ en el Congreso a la titular de Interior de su cargo
Kajsa Ollongren, titular holandesa de Interior, ha sido despojada en el Congreso de su cargo, en sentido figurado, por tres grupos que se oponen a suprimir la ley que permite convocar referendos sobre cuestiones relevantes, como aquel en que los ciudadanos debían pronunciarse sobre la asociación entre la UE y Ucrania.
El Partido para la Libertad, del líder populista de derecha Geert Wilders, sus colegas de Fórum para la Democracia, de ideología similar y que pretende robarle votos, y los ecologistas de Izquierda Verde han ignorado su cargo. En el curso de un áspero debate parlamentario, se han dirigido a ella de la siguiente manera: “Kajsa”, “la señora aristócrata” (su familia lo es) y “la liberal de izquierda” (su partido). Nunca como ministra, su cargo oficial.
El menosprecio verbal llegó a tal extremo que la presidenta del Congreso, la socialdemócrata Khadija Arib, tuvo que llamar al orden a los portavoces de las tres agrupaciones en cuestión. Les recordó que Ollongren estaba allí en calidad de responsable de Interior, no de contertulia, y que se le debía respeto en las formas y en el lenguaje. Antes de dicha llamada de atención, la política aguantó las pullas de sus oponentes con una media sonrisa más cercana a un rictus de dolor que a la alegría.
Ollongren forma parte de la coalición de centroderecha holandesa en el poder y dice que el referéndum no vinculante “es un recurso mal entendido por la ciudadanía”. “El votante cree que el resultado es de obligado cumplimiento, y ello complica la labor gubernamental”.
El rechazo al acuerdo de asociación entre la UE y Ucrania, expresado en 2016 en una consulta así, que sumó solo un 32,2% de participación, ha precipitado la decisión del Ejecutivo de eliminar la ley. Otros grupos de la oposición airearon ásperas críticas en las que hablaron de “atentado a la democracia” y “miedo a la voz de la ciudadanía”. Palabras duras, pero dentro de los términos de la dialéctica parlamentaria.
No así lo de llamarla “Kajsa”, a secas.
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