El léxico seductor de Podemos
Análisis crítico del vocabulario que el partido de Pablo Iglesias ha introducido en la vida política española desde que irrumpió en 2014
Podemos cumplió el 17 de enero cuatro años en el escenario político, desde su presentación para las elecciones europeas de 2014. En este tiempo ha impulsado un innovador léxico de seducción que impregna ya la vida pública. He aquí un análisis crítico de sus principales expresiones.
Bloque monárquico
En política, “bloque” evoca usos como “bloque del Este”, “bloque soviético” o, por antonomasia, “los países del bloque”. Remite por tanto a un recuerdo peyorativo. La expresión engloba en ese concepto desfavorable al PP, al PSOE y a Ciudadanos —los partidos que apoyan la actual Constitución— para oponerles una visión republicana. Sin embargo, se puede desatar un efecto contrario. El llamado “bloque monárquico” ocupa más de dos tercios del Parlamento (250 escaños sobre 350), y quien active esa representación en su memoria puede cuestionar las afirmaciones de que la actual Monarquía está deslegitimada.
Casta
No existen coaliciones, sino confluencias. Las confluencias son hechos naturales. Confluyen los ríos, los senderos, las ideas
Se refiere a la clase política anterior a la aparición de Podemos. El Diccionario no se muestra benevolente con este término, pues entre sus definiciones figura la relativa a un “grupo que forma una clase especial y tiende a permanecer separado de los demás por su raza, religión, etcétera”; y también la que señala a las clases sociales de la India, a las cuales se pertenece por nacimiento. Pero la supuesta “casta” española no se separa de los demás mortales por su raza, su religión o su origen; y eso la desvía de la descripción académica. Nada impide en España que alguien que ahora no forma parte de esa “casta” se integre más tarde en ella, con lo cual se traslada metafóricamente el valor negativo de “casta” a una colectividad que sin embargo no encaja en su definición.
Círculos
Podemos recupera una vieja palabra política. La Academia admite desde 1970 esta acepción de “círculo”: “Sector o ambiente social: círculos financieros, aristocráticos, sindicales…”. La maniobra de seducción reside en que es mucho más atractivo describir a la propia organización en círculos que mediante términos como “aparato” o “estructura”, vocablos habituales en los demás partidos. Así se ofrece además una idea de superficie, de igualdad; no de altura ni de jerarquía.
Confluencias
Las confluencias son hechos naturales, a diferencia de los pactos. Confluyen los ríos o los senderos, confluye la gente que procede de diversos lugares, confluyen las ideas. De ese modo presenta Podemos sus acuerdos: son confluencias. Tanto Pablo Iglesias como otros dirigentes rechazaron en 2014 y 2015 las coaliciones (“sopas de siglas”), término que designa algo que se junta por arriba, mientras que la voz “confluencias” sugiere acuerdos en las bases.
Gente
Podemos defiende a “la gente” y habla en nombre de ella. Sin embargo, “gente” es una “pluralidad de personas”. Por tanto, resulta difícil representar ese concepto con un solo partido. Pablo Iglesias ha pronunciado frases como “nosotros tenemos que parecernos a la gente”. Sin embargo, la “gente” ha hecho que el PP fuera la opción más votada en las elecciones, por lo que esa “gente” del imaginario de Podemos se presenta como una subdivisión del término verdadero “la gente”, cuya extensión ocupa de forma indebida.
Jefe del Estado, no Rey.
Iglesias se refiere a Felipe VI como “el jefe del Estado”, opción que sería compatible con el de una república. Podemos no suele nombrar aquello con lo que discrepa, salvo si lo hace en términos peyorativos. Y “rey” carece de ese rasgo, así que lo omite. Paradójicamente, se trata del vocablo que usa “la gente” para referirse a Felipe VI.
No me gusta
Las críticas de Pablo Iglesias ante las detenciones políticas en Venezuela suelen quedarse en un “no me gustan” y locuciones similares: “No me gusta que se detengan alcaldes”, “no me parece bien que se detenga a un alcalde”, fórmulas que censuran y a la vez perdonan. Decimos que no nos gusta un color, que no nos gustan el bacalao o el arte abstracto, todas ellas cuestiones opinables. Por tanto, no se habla con un “no me gusta” de algo que creemos intrínsecamente malo. Esta figura retórica se llama “litotes” (atenuación) y se aplica cuando decimos “no me gusta” en vez de “me disgusta”, y “no me parece bien” en lugar de “me parece mal”. Además, con esas opciones se evita un verbo como “condenar” y expresiones de censura como “me horroriza”, “me repugna”, “me asquea”, “me indigna”, “me enfurece”. Sin embargo, la atenuación “no me gusta” evita que se acuse a Iglesias de apoyo explícito a lo que, por otro lado, no condena.
Nueva política
Podemos representó nuevas formas de organizarse, de hablar, de denunciar sin tapujos. Su idea de la regeneración se resumió en la locución “nueva política”. Pero Podemos renunció en 2015 a confluir con Ciudadanos y con el PSOE para desalojar a Mariano Rajoy y al PP, “el partido de la corrupción”. La nueva política permitió que hoy siga gobernando el máximo representante de la vieja política, pese a que tuvo en su mano los escaños para evitarlo (votó no a Pedro Sánchez, igual que el PP). Sin embargo, sigue progresando ese sintagma nominal como una promesa de regeneración.
PPSOE
Podemos identifica a los dos grandes partidos con las siglas PPSOE para dar idea de que son una misma cosa. Eso no impidió que, tras las elecciones de 2015, Pablo Iglesias ofreciera al PSOE un gobierno conjunto (sin Ciudadanos), siempre que él fuera vicepresidente. En ese caso, sí diferenció al PSOE del PP.
Presos políticos
Esta locución se ha aplicado desde Podemos a los políticos presos bajo la acusación de desobedecer en Cataluña la ley y las decisiones del Constitucional. No se ha usado, en cambio, para los políticos opositores encarcelados en Venezuela. Véase No me gusta.
Quién ha votado a
Pregunta retórica que se suele complementar con los términos “la Monarquía” o “el FMI”, dando a entender que no tienen origen democrático. La Monarquía fue votada en 1978 en el referéndum constitucional, cuyo resultado sigue vigente mientras no se convoque otro en sentido opuesto, lo cual es posible mediante mecanismos legales democráticos. Por su parte, el FMI fue consecuencia de los acuerdos de Bretton Woods (1944) adoptados entonces por 44 países. Ahora forman parte de ese organismo 189, libremente asociados a él.
Régimen del 78
En el franquismo, la expresión “el régimen” se identificaba con la dictadura misma. Al reproducir ese sustantivo para referirlo al actual sistema democrático, tal palabra evoca por sus connotaciones una situación de falta de libertades.
Trama
“Trama” se define en el Diccionario como “artificio, dolo, confabulación con que se perjudica a alguien”, pero en la “trama” que Podemos pintó sobre un autocar fueron incluidos algunos individuos que ni siquiera tienen relación entre sí. En la lista figuraban personas condenadas, encausadas o acusadas… y también otras sobre las que no recae sospecha alguna pero a quienes ven como rivales políticos o mediáticos.
Vieja política
La que se ha venido aplicando hasta ahora. Podemos hace activar la acepción quinta de este adjetivo: lo viejo es algo “deslucido, estropeado por el uso”. Se establece así la oposición “viejo-joven”. Podemos es un partido de jóvenes, lo que se presenta en sí mismo como algo positivo. Esto convierte al paso del tiempo en un agente de la política. Pero ¿quién ha elegido al tiempo?
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