La transformación de Rania de Jordania
Considerada como una de las 'royals' más elegantes y atractivas ha sorprendido con un nuevo rostro fruto de los retoques estéticos
Rania de Jordania está considerada como una de las reinas más guapas y elegantes. Los críticos de moda siempre la toman como referente de estilo y las grandes firmas están encantadas cuando viste sus creaciones. Conforme ha cumplido años, la reina de los jordanos ha ido ganando en el acierto en sus estilismos, pero parece que ella no está conforme con la manera en que el tiempo deja huella en su aspecto físico. Por eso últimamente se ha observado cómo ha ido modificando su rostro con tratamientos más o menos invasivos. Su perfecta nariz tiene que ver, por ejemplo, con una operación, pero también ha habido bótox, hilos tensores y otras técnicas más contundentes en un intento de mitigar las arrugas y la flacidez.
Rania tiene 47 años y ha comenzado 2018 con una nueva transformación en su rostro. Esta semana en su primer acto público del año ha aparecido con una imagen que se parece poco, por ejemplo, a la reina hace 10 años, y que está lejos pero también a la de hace seis meses. Sus pómulos están más marcados, el óvalo de su cara más redondeado y sus ojos muestran una expresión diferente.
Rania es de origen palestino, aunque nació en Kuwait el 31 de agosto de 1970. Sus padres, de la familia Al Yassin, dejaron la aldea de Tulkarm, al norte de la actual Cisjordania ocupada por Israel, y emigraron a Kuwait, donde hicieron fortuna. Rania estudió Ciencias Empresariales en la Universidad Americana de El Cairo y luego se reunió de nuevo con su familia en Ammán, la capital jordana, en la que sus padres se habían establecido tras la invasión de Kuwait por Irak en 1990. Trabajó para el Citibank y luego para Apple. Abdalá, hijo mayor del rey Hussein, la conoció en 1992 a través de una de sus hermanas.
Su buen inglés, su soltura en los actos públicos y su fotogenia influyeron sin duda en que fuera votada la tercera mujer más guapa del mundo en una encuesta de la revista Harpers & Queen en 2005. Ese mismo año, la popular comunicadora estadounidense Oprah Winfrey la calificó en uno de sus programas de “icono de la moda internacional”. Además, defendía los derechos de la mujer en una región del mundo donde prevalecen los valores patriarcales. Desde esa época, Rania siempre está entre las royals favoritas.
Durante la primavera árabe Rania fue criticada por su estilo de vida y por sus millonarios y famosos amigos. Todos los veranos pasa unos días en la Costa Azul y es habitual verla en el superbarco de Bono, el líder de U2. También pasa mucho tiempo en EE UU, donde estudian sus hijos mayores (tiene cuatro fruto de su matrimonio con el rey Abdalá, con quien se casó el 10 de junio de 1993).
Si a la lucha contra el paso de los años se le suma la fama y la presión por aparentar que se es más joven de lo que el calendario dice, el resultado final da celebridades con aspectos irreconocibles. Esto parece estar ocurriendo con Rania de Jordania, como esa búsqueda de la eterna juventud también ha llevado a muchos famosos a convertirse en verdaderos adictos a la cirugía. Entre ellos están Demi Moore, Melanie Griffith, Cher y Renée Zellweger.
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