El negocio que rodea a Meghan Markle
Cada una de sus apariciones públicas recientes han supuesto un impacto directo en las ventas de las marcas de moda que ha apoyado. Aunque también podría tener un lado oscuro
La mañana de Navidad, la presidenta y directora creativa de la firma canadiense Sentaler, Bojana Sentaler, se encontró con una foto en Twitter que la dejó de piedra: Meghan Markle había elegido uno de sus abrigos, un modelo de alpaca color camel, para acudir a su primer acto con la reina, un servicio religioso en Sandringham. “El abrigo se había agotado antes de que la mitad de Norteamérica se despertara”, cuenta vía e-mail. “Meghan Markle es fan de la marca desde hace años y posee varios abrigos de Sentaler. Tenía la esperanza de que se pusiera alguno ahora que vive en Reino Unido, y estoy encantada de que haya sido en su primera salida oficial con la familia real”, añade. Hasta marzo no tendrán producidas nuevas unidades de la prenda, que se puede comprar por adelantado –por más de mil euros– en su web. No tiene pérdida: aparece destacada en la home bajo el encabezamiento “el abrigo Meghan”.
Sentaler es una de las muchas firmas “bajo el radar” que Meghan Markle ha situado en el mapa con sus apariciones públicas recientes. Otra de ellas es la italiana Parosh. Suyo era el vestido verde botella con el que la ex actriz y activista dio su primera entrevista conjunta con su ya prometido, el príncipe Enrique, el 27 de noviembre. “Nuestra cuenta de Instagram y nuestra tienda online 'se cayeron' durante algunos minutos, y los clientes empezaron a mandarnos e-mails y mensajes privados –cuentan desde la marca–. Había más de 4.000 usuarios únicos buscándolo a la vez en la web. El vestido Meghan se agotó en menos de una hora”.
En efecto, Parosh también ha rebautizado su prenda estrella en honor a su 'reina Midas'. Lo mismo ha sucedido con el abrigo blanco de Line the Label que Markle llevó en el posado del anuncio de su compromiso (agotado en minutos, la firma canadiense repondrá stock próximamente) o con el bolso tote de la marca escocesa Strathberry con el que la americana acudió a un acto en Nottingham el 1 de diciembre, y para el que hay miles de personas en lista de espera.
La historia –webs colapsadas, productos agotados...– es extrapolable a prácticamente todas las marcas que Meghan Markle ha favorecido desde el anuncio de su compromiso, y la locura no hará sino incrementarse cuando la probable futura duquesa de Sussex vaya asumiendo más responsabilidades públicas. Por su parte, emblemas de la moda británica como Hunter o Barbour están constatando un aumento de sus ventas en Estados Unidos, donde Markle, oriunda de Los Ángeles, les está haciendo ganar notoriedad y cuota de mercado.
Sin embargo, los admiradores que se hayan propuesto “copiarle” su anillo de compromiso lo van a tener difícil. Stephen Connelly, el director de la joyería que creó la sortija junto al príncipe Harry, aseguró a The Associated Press que no realizarán réplicas de la pieza. Tampoco es probable que se popularice el vestido de alta costura de Ralph & Russo que Markle llevó en el posado oficial de su compromiso, y que está valorado, según varios medios, en 56.000 libras (más de 63.000 euros).
Conocido como “el efecto Meghan”, la repercusión mediática que supone para una marca, establecida o emergente, que Markle la toque con su varita es la mejor campaña de publicidad con la que pueden soñar. Pero para firmas pequeñas, sin infraestructura para hacer frente a un aumento tan repentino de la demanda, el fenómeno puede tener un lado adverso. Ese fue el caso de Issa, la marca del vestido azul con el que Kate Middleton anunció su compromiso en 2010, y que acabó cesando actividad en 2015. De momento, ni a Sentaler ni a Parosh les preocupa la posibilidad de morir de éxito. “Llevamos en esto más de 30 años y estamos preparados para atender cualquier demanda de nuestros clientes”, aseguran estos últimos. Bojana Sentaler coincide: “Tengo un equipo increíble que fue capaz de garantizar que el aumento de la demanda se gestionara con eficacia”. Y, casi a modo de profecía, concluye: “El impacto de Meghan Markle en el mundo es algo verdaderamente extraordinario”.
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