Sin libertad de expresión no hay desarrollo
Los derechos se ganan cuando se debaten, cuando se conocen y cuando se pueden defender
Cuando llevas años analizando los problemas del mundo te queda claro que la caridad no los va a arreglar. Históricamente es la caridad la que nos resulta fácil de ejercer, darle al otro lo que nos sobra. Y nos suele costar mucho más reconocer y defender los derechos universales, sobre todo cuando los poseemos nosotros y otros no.
Una de las formas más importantes de mejora del mundo y de defensa de los derechos de todos es la información. Cuando las personas conocen cuáles son sus derechos y cómo estos se están vulnerando es cuando empiezan a luchar por ellos. Por eso es tan importante el periodismo. Y por eso es indispensable la libertad de expresión y la pluralidad de opiniones e informaciones. E igualmente también es esa la razón por la que cuando una elite económica o política ve su poder amenazado lo primero que hace es intentar cargarse las vías que permiten ejercer dicha libertad fundamental.
En 2009, como consecuencia de la primavera árabe, el gobierno iraní cerró el acceso a las dos redes sociales que estaba usando la población descontenta para organizarse y mover la información: Facebook y Twitter. En aquel momento la población se reorganizó en torno a una nueva red: Telegram. En un país de 80 millones de habitantes, la mitad tiene Telegram. También está en pleno auge Instagram. Desde hace una semana Irán está volviendo a ver sus calles inundadas de gente protestando. La represión está siendo tremenda, con decenas de muertos y cientos de personas detenidas. Y hace un par de días el gobierno cerró Instragram y un canal de Telegram. Pero como explica perfectamente la responsable de Article 19 en Irán en una entrevista publicada por Vice, los iraníes ya están buscando vías alternativas de comunicación y las están encontrando. Este es uno de los cientos de ejemplos de poblaciones que se resisten a perder esos derechos que la red nos ha facilitado.
La limitación de la libertad de expresión se hace de muchas maneras , pero las hay más burdas que otras. Sin ir más lejos, el pasado 28 de diciembre la Plataforma en Defensa de la Libertad de Información (PDLI) presentaba su informe anual para nuestro país 2017, el año de los delitos de opinión. Los datos presentados en el informe son tremendos y en este sentido la presidenta de esta plataforma, conformada por profesionales de múltiples ámbitos como del derecho y del periodismo, declaraba su preocupación: “Cuesta encontrar en la última etapa democrática de España un precedente parecido al grado de represión contra la libertad de expresión al que hemos llegado en este año: se ha enviado a personas a la cárcel por simples canciones o por un tuit. Esto lo teníamos olvidado y ha ocurrido en plena Europa y en pleno siglo XXI. Es tan grave que tardaremos en asimilar su alcance”.
Sobre lo que ha pasado en 2017 sobrevuela lo que puede pasar en 2018. "La ciudadanía NO NECESITA que se la proteja de Internet. Pero Internet SÍ necesita ser protegida de los políticos”, afirman en el informe.
Como explicaba fantásticamente Beatriz Gimeno: “Cuando se ejerce la libertad de expresión siempre se ofende a alguien”. Y ese el quid de la cuestión, los derechos se ganan cuando se debaten, cuando se conocen y cuando se pueden defender, y se defienden de forma universal. No puede haber desarrollo y cambio si no hay información ni libertad informativa. Lo vemos claramente para otros países, como nos puede pasar con Irán, pero nos cuesta verlo en nuestro propio país.
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