2018, un buen año

Salgamos de este seco y oscuro 2017 y miremos el nuevo 2018. En 2017 hemos aprendido a conectar puntos de muchas clases. Los puntos de la sequía, las emisiones y los incendios forestales con el cambio climático. Los puntos entre la desigualdad, la falta de empleo y la acumulación escandalosa de la riqueza. Los puntos entre el uso del coche, las calefacciones, las incineradoras y las industrias con la calidad del aire. Los puntos entre el sedentarismo, una alimentación desequilibrada, la falta de ejercicio y la obesidad. Los puntos entre la violencia verbal con las mujeres, el sentido de superioridad del hombre y finalmente la violencia machista. Los puntos entre la maximización de beneficios de las empresas, el compromiso con los accionistas y el olvido del medio ambiente. Los puntos entre la falta de conservación de los bosques, el empleo rural y la aparición de grandes incendios. El año 2018 puede ser un buen año para intentar maximizar la igualdad, aumentar el empleo, reducir la contaminación, empezar a ir en bicicleta por la ciudad, hacer ejercicio, buscar una alimentación más equilibrada, cuidar los bosques... Y ojalá empiece a llover pronto y durante mucho tiempo.— Fernando Prieto. Madrid.