_
_
_
_
Porque lo digo yo
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Seguidores

Hay industrias y sinvergüenzas dedicados a fomentar el lado estúpido, banal e infantil de la gente, también a nivel político

Juan Luis Lagunas Rosales, El Pirata de Culiacán.
Juan Luis Lagunas Rosales, El Pirata de Culiacán.Instagram @elpiratadeculiacan
Íñigo Domínguez

Hablamos aquí hace una semana del efecto deletéreo de las redes sociales en amargar la vida de un cantante pop surcoreano de 27 años, que se suicidó aplastado por la fama. En el otro extremo tenemos al Pirata de Culiacán, un chaval mexicano asesinado la semana pasada. Era un desgraciado adolescente en territorio narco que se hizo famoso por vídeos en los que aparecía borracho, drogado —o ambas cosas—, fardaba y hacía tonterías. Vamos, un youtuber. Todo el país se reía de él. Le pudo el personaje, como a tantos otros, y un día insultó a un temido narcotraficante. No se sabe si tiene relación, pero al cabo de un mes le metieron 15 tiros, 17 años tenía. La historia de estos dos pobres chicos es muy diferente. Uno era admirado y venerado; el otro, despreciado y ridiculizado, pero acabaron igual, muertos. Porque en realidad hacían lo mismo: lo que los demás querían que hicieran. Cientos de miles de seguidores que son más bien perseguidores.

No sé ustedes, pero yo con estas noticias pienso que el mundo va mal. Hay industrias y sinvergüenzas dedicados a fomentar el lado estúpido, banal e infantil de la gente, también a nivel político. Todo va de seguidores. Y lo cierto es que masas atolondradas y compulsivas están logrando cosas notables, no solo encumbrar y hundir pobres diablos, también a nivel político. Quizá la ONU estudie ya el alarmante volumen de chorradas con las que se entretiene una ingente cantidad de individuos en el planeta Tierra, pero podemos empezar a actuar por nuestra cuenta. Les deseo un 2018 sin perder el tiempo en tonterías con el móvil. ¿Será la humanidad capaz de superar un reto así? El cambio climático, esas cosas, luego serán pan comido.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Íñigo Domínguez
Es periodista en EL PAÍS desde 2015. Antes fue corresponsal en Roma para El Correo y Vocento durante casi 15 años. Es autor de Crónicas de la Mafia; su segunda parte, Paletos Salvajes; y otros dos libros de viajes y reportajes.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_