_
_
_
_
Porque lo digo yo
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¡Chenchoooo!

Somos un pueblo comprador. De vender tampoco vamos mancos: aquí se vende a la propia madre a cambio de una gestión, de una triste promesa

Escena de 'La gran familia' (1962).
Escena de 'La gran familia' (1962).
Borja Hermoso

Subí Gran Vía arriba, torcí por Preciados, atravesé Sol, enfilé Postas y me planté en Plaza Mayor a ver si encontraba a Chencho en los belenes.

No estaba. Habrá que creer a Pepe Isbert. Se ha perdido Chencho. Y con él todos un poco.

Solo había bolsas y empujones, y el brillo mate del empedrado y las puertas de los bares sumidas en un caos prenavideño de cabeza de gamba, cava barato y amistad de cartón piedra. España es prenavideña tan solo desde mediados de noviembre pero que nadie se preocupe, llegará un día en que lo será desde finales de agosto. Somos así de previsores. Sobre todo para las compras. Que por encima de cualquier poder fáctico de este país –partidos, clubes de fútbol, bancos, medios de comunicación, Conferencia Episcopal o directivos de televisión- asome incólume el bastón de mando de El Corte Inglés no debe sorprendernos. Somos un pueblo comprador. De vender tampoco vamos mancos: aquí se vende a la propia madre a cambio de una gestión, de una triste promesa, de un a lo mejor.

La cadena SER emitió el día de Navidad una adaptación de La gran familia, aquella película de 1962 dirigida por Fernando Palacios pero parida por Pedro Masó, declarada “de interés nacional” por Franco y cuya virtud más inexplicable es que todas las situaciones, por esperpénticas y tristes que sean, desembocan en ríos de espumillón dorado. Los Alonso son como Atila: “Donde pisa mi caballo no vuelve a crecer la hierba”. Todo el mundo es bueno, todos los días son domingo, la mujer en casa y Dios en la de todos. Ea.

Uno no entiende por qué, siendo tan carpetovetónicamente bienintencionada, sigue viendo La gran familia. Igual es que soy masoca. Pero mírenla, escúchenla y reflexionen. Permítanse un algodón de azúcar por muy duros que sean. Y no griten tanto, y no empujen. ¡Chenchooooo!

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Borja Hermoso
Es redactor jefe de EL PAÍS desde 2007 y dirigió el área de Cultura entre 2007 y 2016. En 2018 se incorporó a El País Semanal, donde compagina reportajes y entrevistas con labores de edición. Anteriormente trabajó en Radiocadena Española, Diario-16 y El Mundo. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_