El gran paso
Ciertamente, Rosa Montero tiene razón: estamos alejándonos de aquellos años en que sufrir acoso era algo con lo que luchábamos silenciosamente las adolescentes en los tupidos viajes en metro. Lo más grave era que nadie te informara de que este hecho podía ocurrir, ignorancia que hacía más difícil situarnos ante el problema. Solo deseo que la valentía que hoy han demostrado las denunciantes sirva para que hombres y mujeres seamos más capaces de respetarnos como seres libres y solidarios.— Dolors Cerdanya. Barcelona.
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