_
_
_
_
CLAVES
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El jueves, milagro

En política, los tiempos son tan importantes como el contenido. No es el momento de ceder, sino de hacerse fuerte

Víctor Lapuente
Intervención del candidato Miquel Iceta durante el mitin central del PSC.
Intervención del candidato Miquel Iceta durante el mitin central del PSC.© ALBERT GARCÍA

Como en la película Los jueves, milagro,de Luis García Berlanga, el pueblo catalán espera que el jueves 21-D se produzca un milagro. Un prodigio electoral que devuelva la gobernabilidad y la tranquilidad.

Hay motivos para la fe. Debajo de la polarización que divide Cataluña en dos mitades late un deseo genuino de reconciliación. La mayoría de catalanes quiere una solución por vía del acuerdo y no de la imposición. Un amplio espectro aceptaría avances en el autogobierno en lugar de la ruptura o el continuismo. Tanto la violación de la legalidad de la vía unilateral como aspectos concretos de la reacción del Estado (sobre todo, la actuación policial el 1-O) producen un rechazo generalizado en la sociedad catalana.

Estos puntos forman el programa electoral oculto de muchos catalanes. Pero ningún partido lo puede hacer ahora suyo. No toca tender la mano a los adversarios, sino alzar el puño a los tuyos.

Por ello, resulta curiosa la actitud de Miquel Iceta durante este final de campaña. Lanzando iniciativas que ayuden a revertir la fractura social, como su propuesta prematura de indulto para los independentistas, Iceta se ha adelantado a los tiempos políticos. Actúa antes del 21-D como si estuviéramos en el 22-D.

El énfasis de Iceta en la reconciliación entre los catalanes es una empresa loable, pero arriesgada en lo más álgido del fragor electoral. El PSC puede perder ese caudal de entusiasmo que generó al principio de la campaña, cuando se presentó como un firme defensor del orden constitucional que, una vez en el poder, tendría mano izquierda.

La estrategia de Iceta es también innecesaria. Los votantes fieles del PSC ya conocen su capacidad de diálogo. Quienes están indecisos a estas horas necesitan señales claras, como las que transmiten los independentistas o Ciudadanos, no mensajes ambiguos, como los de Catalunya en Comú-Podem o los del PSC durante los últimos días.

En política, los tiempos son tan importantes como el contenido. No es el momento de ceder, sino de hacerse fuerte. Para todos los partidos y, sobre todo, para el PSC. Toda Cataluña sabe ya que Iceta es la mejor pareja de baile. @VictorLapuente

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_