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Columna
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No con mis impuestos

RTVE está haciendo un flaco favor a su audiencia con sus deslices pseudocientíficos, irracionales y tramposos

FOTO: Carlos Herrera, en '¿Cómo lo ves?' / VÍDEO: Promo del programa.Vídeo: RTVE
Javier Sampedro

Lo de RTVE con las pseudociencias es de traca, con Carlos Herrera –ya desaparecido de la pantalla— organizando un debate con los antivacunas donde el primero en opinar fue no otro que Pepe Navarro, con el rapero Nach cantando en Órbita Laika (un espacio de divulgación) “harinas, aspirinas, no imaginas las toxinas”, Javier Cárdenas soltando que los huracanes son una creación de los geoingenieros y resucitando la frenología decimonónica, Mariló Montero recomendando la homeopatía, prescribiendo el aroma de limón para combatir el cáncer y echando sombras sobre este periódico por haberlo denunciado, y sabe Dios qué más. Lee en Materia la relación completa de irracionalidades que ha perpetrado en los últimos tiempos el ente público.

La única buena noticia que ha salido de todo esto es que hay un número de asociaciones científicas y escépticas que mantienen una vigilancia admirable sobre toda esa bazofia pseudocientífica. Han recopilado 40 casos en los últimos meses. Seguid adelante, muchachos.

La labor del divulgador

El lector podrá pensar que, bueno, en la era de las noticias falsas, la intoxicación generalizada en las redes sociales, los bulos o desinformaciones y los hackers rusos, pues que tampoco son para tanto estos deslices de RTVE. Yo pienso lo contrario. Hace unos años consideraba todas estas cosas un blanco fácil para un periodista científico, que haría mejor en dedicar su atención y su talento a cuestiones más interesantes, como informar de los verdaderos avances de la investigación. Y es precisamente el huracán de la desinformación lo que me ha hecho cambiar de idea. Ahora el blanco ya no me parece tan fácil, ni tan irrelevante para el trabajo del divulgador.

Nunca podremos eliminar la irracionalidad humana. Qué más quisiéramos. Lumbreras como Richard Dawkins han dedicado media vida a pelearse con los creyentes, y todo lo que ha conseguido es vender sus libros como churros. Muchos de sus compradores son probablemente los mismos chamanes a quienes quieren combatir, que siempre superarán en número y entusiasmo a la gente sensata, racional y amante de la ciencia. Vale. Pero, al menos, toda esa basura pseudocientífica no debería costearse con nuestros impuestos, como hace RTVE. Aquí, ni siquiera el argumento de ganar audiencia es sostenible: si fuera por eso, nos podríamos dedicar todos a dar porno. Programadores públicos, depongan su actitud.

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