Ben Affleck: “Quiero continuar mi proceso de mejora, reconocer cuándo lo haces mal”
El actor y director vive uno de los mejores momentos de su carrera pero se muestra más hermético que nunca
Tiene 45 años, un nuevo amor, tres hijas y protagoniza una de las películas más esperadas de Hollywood. Además de una fortuna de unos 100 millones de euros. Ben Affleck está en la cumbre. O quizá no, a juzgar por cómo se esconde detrás del recién llegado a la industria Ezra Miller, uno de sus compañeros en La liga de la justicia. Queda claro que el actor y director no quiere hablar. Por eso se saltó la alfombra roja de su último estreno. Y en las distancias cortas solo acepta respirar el mismo aire que la prensa protegido por la presencia del joven intérprete. ¿A qué le tiene miedo? “Me encuentro en un buen momento en mi vida”, aseguró a EL PAÍS en este contexto. Lo malo es que, como subrayan varios medios que en los últimos días se han intentado acercar a la historia de triunfo que es Affleck, sus declaraciones suenan fruto de un curso en relaciones públicas más que a una respuesta sincera.
El huracán Harvey le azota de frente y de costado. Él es uno de los más claros legados de la era Weinstein, productor que vio en Affleck y en su amigo Matt Damon la promesa de un nuevo Hollywood. “Lo peor es que su nombre empaña los viejos tiempos”, afirma ahora que se cumplen los 20 años de ese fenómeno llamado El indomable Will Hunting. La película les dio a Affleck y Damon su primer Oscar, una exitosa carrera y un amigo para siempre en la figura de su mecenas, el magnate de Hollywood ahora acusado de violación y otros abusos. “Nunca trabajamos muy de cerca y hace 15 años que no hemos hecho nada juntos”, aclara marcando las distancias con alguien que ahora llama “baboso, hipócrita y deshonesto”. ¿Y con Brett Ratner? El también acusado de numerosos casos de violación y abusos es parte de la producción de Liga de la justicia. “El lado financiero tiene poco que ver con el creativo en una película”, subraya sin quitarle importancia al “valor” de quienes le han acusado, mujeres a las que cree y apoya según afirma en otra frase repetida demasiadas veces. También están las acusaciones que le llegan de forma directa, como la de la actriz Rose McGowan, que le llamó mentiroso en las redes sociales por ocultar el comportamiento de Weinstein, o de las dos periodistas que le describen, y hasta le muestran en cámara, como un pulpo en su trato con las mujeres. “Quiero continuar mi proceso de mejora, evaluar mi comportamiento, reconocer cuándo lo haces mal y ser lo mejor de mí para mi familia, mis hijos, mis compañeros de trabajo y aquellos con quienes me topo día a día”, entona en un mea culpa bien aprendido.
Affleck, el nuevo Batman, está más serio y hermético. Solo se permite bromear sobre sus hijos, sobre la adoración de Samuel, de 5 años, por Flash mientras sus hijas Seraphina Rose Elizabeth, de 8, y Violet Anne, de casi 12, prefieren a Wonder Woman. También habla de su ex, Jennifer Garner, como si fuera una santa, “una madre increíble, una mujer maravillosa y una gran actriz que aún así cuando vuelve a casa está con ellos tres veces más de lo que yo estoy”. Con ella pasará Acción de Gracias, una jornada familiar a la que se sumará su amigo Damon y familia y también su hermano, Casey Affleck. “Me alegra poder contar con Matt y con mi hermano como apoyo”, agradece. Ahí también llueve sobre mojado dada la petición que circula en Hollywood y que solicita a la Academia que no cuente con el menor de los Affleck para los Oscar dadas las acusaciones sexuales que existen contra él. Son las mismas que hace un año no impidieron que ganara la estatuilla como mejor actor. Pero este año, y en el actual clima actual, pueden cerrarle las puertas del teatro Dolby.
Affleck ni tan siquiera se concedió llegar a su premiere con su nuevo amor, Lindsay Shookus. Según la prensa, la productora pudo ser una de las causas de su divorcio así como de sus problemas con el alcohol y el juego. Por eso, incluso cuando el mundo le mira y Hollywood le sonríe, Affleck ha aprendido que es mejor estar callado. “A veces me pregunto cuál es la verdadera máscara”, comenta parafraseando a su personaje el hombre que ya sobrevivió esa otra crisis llamada Beniffer.
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