Powell, tras los pasos de Yellen

Donald Trump ha propuesto a Jerome Powell como próximo presidente de la Reserva Federal (Fed) a partir de febrero de 2018 en lo que parece una de las muy escasas decisiones prudentes que ha tomado el errático presidente estadounidense. Powell es, de los potenciales candidatos en los que podría pensar Trump, el que mejor comprende la política monetaria aplicada por Yellen y el que con más discreción puede desarrollar las pautas de abandono gradual de los estímulos monetarios. Resulta curioso que Powell no sea economista (es licenciado en Políticas y en Derecho), pero cinco años en la Fed son suficientes para acreditar conocimiento, experiencia y temple. El hecho añadido de que sea rico gracias a su paso con éxito por bancos de inversión y private equity es una información que los analistas han equiparado a la sensatez.

Powell garantiza, en la medida de lo posible, lo que piden los mercados: continuidad en la política monetaria. Además, conecta con lo que se exige desde el equipo económico de Trump: que no se aprecie el dólar mediante alzas bruscas de los tipos de interés. El presidente ha caído en la cuenta de que es básico que la subida de tipos sea moderada y paulatina, para no perjudicar el crecimiento. La continuidad de la política monetaria de Yellen es fundamental para mantener no sólo las expectativas de crecimiento en EE UU, sino también para evitar fricciones monetarias peligrosas con otras áreas económicas.

Desde que Trump descartó la continuidad de Yellen (fue nombrada por Obama), Powell parecía la mejor opción. La más ortodoxa de John Taylor presentaba graves escollos para las pautas de repliegue monetario que tan bien han funcionado hasta ahora. Si, además, Trump se decide a templar sus afanes desregulatorios (que, por cierto, comparte Powell) la economía estadounidense podrá seguir la senda del crecimiento sin renunciar a un cierto control sobre los riesgos financieros.