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Tentaciones

Los creadores del extraño altavoz hecho en Galicia que le flipa a Micah P. Hinson

Los hermanos Portela Seijo inventaron una de las primeras grabadoras de audio de la historia (Philips quiso comprarles la patente) y unos altavoces inspirados en los tubos del órgano de la catedral de Santiago

Cuenta la leyenda que una de las últimas veces que Micah P. Hinson estuvo en Santiago de Compostela, el artista estadounidense acabó en una pequeña tienda familiar de equipos de alta fidelidad buscando un reproductor de mp3. Cuál sería su sorpresa cuando al entrar la guitarra de una de sus canciones empezó a sonar por los altavoces de la tienda como nunca antes la había escuchado. Quedó tan impresionado por aquel sonido que incluso contó la anécdota durante el concierto de esa noche.

“Yo lo conocía porque mi hija me había pasado un CD con sus canciones. Sabía que ese día estaba en la ciudad porque tenía entradas para su concierto, pero no estaba seguro si era el chico que acababa de entrar en la tienda y no sabía cómo preguntárselo, así que se me ocurrió la idea de poner uno de sus temas. Al momento levantó la cabeza con una sonrisa y me miró gritando “It's me!”. Estuvimos casi dos horas hablando. Estaba sorprendido de que un señor mayor de Santiago de Compostela conociera su música y tuviera aquellos altavoces tan extraños". El que habla es Yago Portela, el actual regente de la tienda de alta fidelidad que su padre Juan Portela Seijo fundó en 1939. El mismo Juan Portela Seijo que inventó el Organ Sound en 1972, esos extraños bafles tubulares cuyo sonido dejó boquiabierto a Micah P. Hinson.

Tanto Juan Portela Seijo como su hermano José, tuvieron desde siempre inquietudes tecnológicas. Aunque eran de origen humilde pudieron estudiar gracias a una beca de la fundación Ventura Figueroa y convertirse en peritos industriales. José Portela Seijo fue uno de los pioneros de la radiodifusión en Galicia y creó uno de los primeros magnetófonos de hilo de acero del mundo. Una patente por la que incluso recibió ofertas de multinacionales como Philips.

“Mi tío José era un crack. Era un hombre que vivía para la invención. Ganó tres medallas de oro en Ginebra con sus inventos. Entre muchas otras cosas, inventó un sistema para evitar que los coches chocaran de frente, una quilla con un rodillo que desviaba el impacto. Justo el otro día vi en la tele que ahora se presentaban unos nuevos quitamiedos con una banda de rodillos para amortiguar las abrasiones y amputaciones que sufren los motoristas cuando chocan contra ellos. El principio es muy parecido. Es lógico". Juan, en cambio, siempre estuvo más centrado en el aspecto social, en la docencia y la divulgación. Su sueño era llevar la música y un mejor sonido posible al público. En los años del franquismo los discos de música eran un lujo que poca gente podía permitirse. Un problema que le llevó a crear en lo sesenta una de las primeras salas de audición de discos de España.

José Portela Seijo fue uno de los pioneros de la radiodifusión en Galicia y creó uno de los primeros magnetófonos de hilo de acero del mundo. Una patente por la que incluso recibió ofertas de multinacionales como Philips

“A mi padre le encantaba la música. Nos solía despertar con discos de Beethoven, Xavier Cugat, Franck Pourcel, Paul Mariat... La idea del Organ Sound se le ocurrió mientras estudiaba la gaita para dar una conferencia en un evento de la Asociación Española de Acústica. El sonido del ronco de la gaita varía según la longitud del tubo. Dándole vueltas al tema se le ocurrió la idea de probar a poner tubos de diferentes longitudes sobre un altavoz de la tienda para comprobar como variaba el sonido. Estuvo haciendo experimentos un montón de tiempo hasta lograr el sonido más natural posible. En aquella época la tienda estaba llena de cajas y tubos por todas partes".

El Organ Sound empezó fabricándose de forma artesanal en la propia tienda. Después intentaron mecanizar el proceso pero era muy costoso al tener que trabajar con madera y brocas de tantos grosores. Aún así, hicieron trescientas unidades del modelo pequeño. El modelo grande, el más espectacular, se siguió haciendo de manera artesanal mediante encargo. Llegaron a hacerse unas cincuenta unidades y se vendían por 24.000 pesetas de la época.

Yago me hace una pequeña demostración. Pulsa el play y comienza a sonar la Tocata y fuga de Bach. El sonido es alucinante. Más que escuchando un disco parece que estamos en la Catedral, sentados a lado del organista. Luego escuchamos Carmina Burana. Si cierras los ojos parece que la orquesta está a tus espaldas. Para demostrar la diferencia respecto a unos altavoces de gama alta normales, Yago pulsa un conmutador para cambiar de bafles. La diferencia es brutal. El sonido sigue siendo excelente, pero al lado del Organ Sound parece casi enlatado, sin tanta presencia.

Folleto sobre el funcionamiento del Organ Sound
Folleto sobre el funcionamiento del Organ Sound

Yago explica el secreto: “Se hicieron unas mediciones en el Instituto Torres Quevedo y el resultado es que produce cinco veces más dbs que un altavoz normal ¿Por qué? Si ahora mismo entre tú y yo, cuando estamos hablando, ponemos un tubo nos vamos a amplificar porque el tubo está lleno de aire. Pues esto es igual. El altavoz que está dentro de la caja, al tener los tubos se amplifica y separa el sonido por frecuencias, logrando un efecto más orquestal y un sonido envolvente de 360º”.

Nuevo diseño
Nuevo diseño

Es triste pensar que sin Toño Cabanelas, el Organ Sound no sería más que un tesoro olvidado en una trastienda de Santiago. Este ingeniero sonido dice que sufrió una epifanía cuando descubrió el Organ Sound y el trabajo de los Portela Seijo. “Es increíble. No sólo lo que hicieron, sino que lo hicieran tan bien en un momento tan complicado. Tenemos que tener en cuenta que estamos hablando de la Galicia de 1940. Justo después de la Guerra Civil, una época en el que acceso a la información, la tecnología y la comunicación eran muchísimo más limitadas que en la actualidad”. Desde entonces dedica parte de sus esfuerzos a divulgar su trabajo y figura.

La primera demostración pública de los altavoces fue hace unos meses en el WOS de Santiago de Compostela. Este año Juan Portela también ha sido el inventor homenajeado en el Tek Fest 2017, el festival de arte y tecnología del que Cabanelas es director artístico. Incluso se ha atrevido a hacer un nuevo diseño del Organ Sound con la ayuda del Espadaysantacruz Studio. Una adaptación a las actuales tendencias y materiales del siglo XXI.

Al otro lado del teléfono, Toño, narra entusiasmado los últimos avances del proyecto. “La respuesta del público está siendo buenísima. La presentación en el Tek Fest fue increíble. Montamos un concierto amplificado con el Organ Sound en las ruinas de Santo Domingo de Pontevedra. El pianista Daniel Ruiz-Ciconello interpretó un repertorio de piezas de Bach y Wendy Carlos. Fue un momento mágico. La gente quiere un Organ Sound. Al acabar las presentaciones se acercan a nosotros y nos piden que hagamos un kickstarter y lo lancemos comercialmente. De momento solo tenemos dos prototipos y nuestra intención actual es seguir trabajando en mejorarlos”.

Parece que el Organ Sound tiene un bonito futuro por delante y volverá a dar que hablar casi cincuenta años después de su nacimiento. Uno se pregunta cuántos inventores e invenciones seguirán ocultos, cogiendo polvo en oscuros sótanos y trasteros a la espera de que alguien los redescubra para darles una segunda vida.

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