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Tentaciones

Pulpo y 'kraut rock': así es el festival WOS de Santiago

Robert Henke, Nite Jewel, RRUCCULLA… Casi 40 bandas y artistas con factor sorpresa actúan en lugares emblemáticos de la capital gallega

A Tomi Leppänen y Anssi Nykänen les sangran los dedos. Son dos hombretones finlandeses que encajarían perfectamente de extras entre los defensores del muro de hielo de Juego de Tronos pero, qué quieren que les diga: es ponerse a tocar sus respectivas baterías, y se les quedan la primera y segunda falange de los dedos índice y corazón hechas un asco. Las que soportan el impacto de las baquetas. Cuanta más grande la herida, más se jactan y lo airean en su muro de Facebook, con fotos a todo color de su mano maltrecha con un surquito rojo sobre la venda. O más bien en el muro de K-X-P.

Como habrá colegido el lector, son escandinavos y tienen dos baterías. Un cuarteto que completan un bajo y un cantante rodeado de sintetizadores, mezcladoras, cajas de ritmos y demás pertrechos. Hacen kraut, ambient, noise, música experimental, picotean en el tecno, el rock and roll y un poco en el synth pop. Y sus canciones lo mismo duran tres minutos que trece. Son deliciosamente indigeribles. Les va la oscuridad. Tapan sus caras con capuchas negras y sus proyecciones recrean algo así como una muerte estroboscópica, sea lo que sea que signifique eso, pero es justo lo que uno siente cuando los ve en directo. Y tocan fuerte. Por eso a los dos bateristas les sangran los dedos en cada concierto.

Los finlandeses son parte del cartel del festival compostelano WOS, acrónimo de Work On Sunday, la productora que organiza el evento con la colaboración de agentes culturales gallegos, el Ayuntamiento de Santiago y unos cuantos patrocinadores. K-X-P sintetiza muy bien de qué va este evento musical: se sale de los mimbres festivaleros que empiezan a empachar nuestra geografía, y arriesga su cuenta de resultados con nuevas propuestas para que el que paga la entrada, o el abono, llegue a Santiago de Compostela y se vaya después con la sensación de haber escuchado cosas nuevas, no las que le martillea su lista de Spotify cada mañana al ir a trabajar. El WOS programa casi 40 bandas y artistas con factor sorpresa.

El festival va ya por su cuarta edición, y en esta, del 6 al 10 de septiembre, se expande más que nunca por la ciudad: el Centro Gallego de Arte Contemporáneo, la Ciudad de la Cultura, La Montiel (una fontanería de más de un siglo convertida en espacio de exhibiciones), el Mercado de Abastos, la sala Capitol, Numax (una cooperativa, un cine, una librería y un laboratorio de diseño, comunicación y producción audiovisual), el Teatro Principal, una capilla barroca jesuita, un pazo, otras cuantas salas... "Queremos que el recinto sea la propia ciudad", cuenta el director del festival, Iván Arias. "Son todos lugares increíbles, que quedan muy cerca unos de otros y por tanto se plantea como un tour musical a pie, en el que también se disfruta de Santiago".

Esos días tocarán Beak>, una banda de Bristol de pop denso, sintético y ruidoso; Nite Jewel, alter ego de la estadounidense Ramona Jiménez, que con su música electrónica lo mismo agita al respetable en una pista de baile que lo subyuga con una balada hipermelódica; el alemán Robert Henke y sus prospecciones acústicas y visuales a base de láseres de alta precisión; o RRucculla, proyecto tras el que Izaskun, una joven baterista vasca, experimenta el jazz, el hip hop y el dub step con inspiraciones poco habituales en alguien de solo 22 años: Tortoise, Four Tet, Battles, etcétera.

Son solo unos pocos ejemplos de la generosa oferta musical que ribeteará Santiago de Compostela esos días. El festival también organiza encuentros con artistas y talentos de diversa índole, un pequeño ciclo cinematográfico y performances. "El norte empieza a ser un reducto en la Península donde encontrar propuestas que se salgan de la repetitividad los festivales masivos", cuenta Arias, y pone de ejemplo el LEV de Gijón, más pequeño que el Sónar de Barcelona, pero más arriesgado en lo que programa. Un espíritu que el comparte el WOS, que trae a K-X-P, una banda escandinava que rara vez baja de Centroeuropa. "¡Os vemos en Santiago!", dicen sus miembros en su muro de Facebook. Esperemos que traigan un buen acopio de tiritas y vendas. 

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