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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Elecciones en Cataluña

Al parecer, no les preocupa el deterioro económico que van a sufrir ni el aislamiento internacional al que se verán sometidos, ni tienen intención de facilitarle a Mariano Rajoy la aplicación del artículo 155 de la Constitución, sino todo lo contrario. Asistiremos a una épica de resistencia del nacionalismo catalán en su enroque político y jurídico aislacionista, y solo la acción conjunta de la política y la aplicación de las leyes constitucionales por parte de los jueces hará posible una eventual vuelta a una cierta normalidad en Cataluña mediante la convocatoria electoral autonómica para el 21 de diciembre. Las altas cotas de soberbia y arrogancia que han alcanzado las autoridades separatistas en los últimos tiempos no decaerán en breve ni aunque ingresaran en prisión los miembros del Govern y de la Mesa del Parlament. Una importante masa social catalana está dispuesta a inmolarse junto con sus líderes y eso, además de tener mal arreglo, no amaina sino que acrecienta la épica colectiva.— Antonio López Lacasta.Sabiñánigo (Huesca).

La Revolución de Octubre en Rusia fue hace exactamente un siglo, en 1917. Aquella revolución fue constatada en una grandiosa y corta sinfonía de Shostakóvich, que desarrolló la vida rusa en ese siglo. Y esa sinfonía, la número 2, comienza con un mundo de sombras y oscuridad que poco a poco se va levantando hacia la luz, hacia la libertad y hacia una felicidad prometida para todos en ese proceso comunista-leninista que luego todos sabemos cómo acabó. Pero la obra lo describe maravillosamente. No sé si es coincidencia con el proceso catalán o es algo que han copiado, pero me temo que, como todas las promesas de alegría y felicidad, siempre acaban en la desilusión en un mundo tan material.— César Moya Villasante. Madrid.

Podría ocurrir, no deja de ser bastante probable, que las elecciones del 21-D arrojaran unos resultados parecidos con una composición del Parlament muy similar. Entonces todo habría servido solo para volver al punto de partida. La única forma de romper el impasse sería una coalición electoral formada por PP, PSOE y Ciudadanos. O sea, presentarse con un bloque constitucional. Algo difícil de conseguir y que incluso ahora suena un poco absurdo. La matemática y el señor D’Hont harían posible el milagro derrotando a un nuevo Parlament también dominado por el independentismo. No veo otra solución.— Gonzalo Ávila. Madrid.

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